Seis años de Gensus, el único semillero de algodón del país

La compañía Genética Sustentable cumple hoy 6 años de vida, en momentos en que el cultivo del algodón aparece con renovadas expectativas para la presente campaña, algo diferente a lo que sucedía cuando se formalizó la empresa en 2016.

Ese año, Cazenave y Asociados junto a un grupo de inversores argentinos del sector agropecuario crean GENSUS SA, que adquiere la totalidad de los activos y la marca Genética Mandiyú.

Cazenave y Asociados es una reconocida empresa del sector agropecuario con 48 años de experiencia en la producción de commodities y specialties y en servicios para el sector. En su historia se ha destacado por crear y gestionar numerosas empresas de producción y agroindustria.

Actualmente, la Compañía Gensus produce y comercializa variedades de semillas de algodón certificadas que han obtenido la aprobación regulatoria necesaria en  Argentina.

OBJETIVOS ALCANZADOS

Pablo Vaquero, presidente de la empresa, habló con Agroperfiles Radio de la actual campaña, de la disponibilidad de la semilla para la campaña que se viene, de la inversión en investigación y el importantísimo aporte que hace el INTA, y también habló de las razones por las cuales las compañías multinacionales dejan de invertir en investigaciones en el país, básicamente porque no cobran por el uso de esa tecnología.

UN AÑO ATIPICO

Es un año atípico, y en general el productor cuando está culminando la cosecha comienza a plantearse qué calidad de semilla tendrá y si puede esa semilla servir o no para la próxima campaña, apuntó.

Acá atravesamos problemáticas desde el 2016, que las fuimos superando gracias al trabajo en conjunto con INTA para tener las variedades nuevas, y después con los productores para que entendieran que el camino de trabajo conjunto significa que el productor compre semillas fiscalizadas, que haga uso propio, y abone los montos correspondientes para que siga habiendo investigaciones en las nuevas variedades.

Y hay que crear un círculo virtuoso. Tenemos que lograr, como proveedores y multiplicadores de semillas, que cada dos o tres años haya nuevas variedades en el mercado, que le permitan al productor aumentar su productividad y rentabilidad.

Para poder hacer eso hay que establecer un circuito donde el productor compre semillas fiscalizadas, haga uso propio si tiene buena calidad, pague la realidad por ese uso propio. De hecho, para concientizar sobre ese uso propio hicimos un acuerdo con los productores para que vean cómo es el proceso, transparente y claro, y los productores aceptaron porque entendieron que ese es el camino.

Pensar en el cultivo de algodón en el noreste argentino puede llevarnos a conclusiones muy diversas y contrapuestas, pero sin duda, hay un factor común que forma parte del debate y es la “pasión” de cada uno de los eslabones que integran esta cadena agroindustrial.

En todo este proceso que se lleva adelante principalmente en la región, hay una serie de elementos que hacen al algodón un producto agroindustrial único. La investigación en origen que desarrolla el INTA y otros investigadores, la creación de mano de obra y agregado de valor en cada una de las etapas, las empresas nacionales que apuestan y crecen alrededor de la semilla y la fibra, los gobiernos provinciales que promueven y articulan medidas para promocionarlo, son todos factores clave para poder seguir desafiando el futuro.

Pareciera que todos miramos hacia un mismo horizonte y que todos buscamos el crecimiento del sector, el bien común y el desarrollo de la región. Pero la realidad nos muestra que el camino que estamos construyendo muchas veces no coincide con los planos trazados por la mayoría que busca construir una autopista que permita llegar más rápido al objetivo, indicó Vaquero.

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