La chicharrita que amenaza al maíz

Productores del centro y sur de Chaco, como así también del norte de Santa Fé, y algunos de la zona de Monte Quemado en Santiago del Estero, contaron a Agroperfiles que observaron una importante cantidad de la plaga denominada “chicharrita” en sus lotes de maíz.

La chicharrita del maíz (Dalbulus maidis) es un insecto con aparato bucal succionador, de tamaño pequeño, con un ciclo de vida relativamente corto y un gran potencial de multiplicación: una hembra puede colocar hasta 500 huevos.

Provoca daños y puede generar pérdidas en los rindes, y el problema se presenta porque en la Argentina no hay registrados productos para combatirla.

CÓMO REDUCIR EL IMPACTO

De acuerdo con especialistas del INTA, las condiciones de altas temperaturas y abundantes precipitaciones, junto con el escalonamiento en las fechas de siembra fueron las principales causas de la rápida reproducción y migración de esta plaga que afecta al maíz. Frente a esto, los técnicos brindan una serie de recomendaciones para reducir su impacto en los cultivos de cara a la próxima campaña.

Vector de patógenos que producen la enfermedad del achaparramiento del cultivo, la chicharrita del maíz se expandió desde el norte argentino hasta la zona núcleo lo que causa problemas en la fisiología y desarrollo de las plantas. Según los especialistas del INTA, las condiciones de un invierno benigno, altas temperaturas y abundantes precipitaciones, junto con el escalonamiento en las fechas de siembra fueron las principales causas de la rápida reproducción y migración de esta plaga.

De acuerdo con Diego Szwarc -investigador del INTA Reconquista, Santa Fe-, “en la actual campaña cobró importancia una enfermedad conocida como el achaparramiento del maíz (corn stunt), producida por el Mollicute Spiroplasma kunkelii, un tipo de bacteria transmitida por la chicharrita Dalbulus maidis que actúa como vector”. 

Es que, según explicó, “la chicharrita es endémica de la zona norte de la Argentina, tanto del noroeste como del noreste” y, si bien su aparición se da todos los años en estas zonas, “durante esta campaña, se detectaron chicharritas desde muy temprano porque tuvimos un invierno muy cálido, con pocas heladas y de baja intensidad. En consecuencia, la chicharrita sobrevivió a esas condiciones y estuvo presente en los primeros maíces sembrados en el norte, aumentando su crecimiento poblacional”.

A esto, se le sumó otra causa que colaboró con la pronta aparición de la plaga: la siembra escalonada. “Los primeros maíces se siembran en los meses de agosto/septiembre en el norte de Santa Fe y más hacia el sur se empiezan a sembrar en septiembre y así sucesivamente. El insecto necesita del maíz para alimentarse y sobrevivir. Este escalonamiento ayuda a que la chicharrita, a medida que va migrando, siempre encuentre el cultivo en un estado óptimo para su crecimiento, desarrollo y transmisión del complejo de la enfermedad”, explicó Szwarc.

  Por su parte, Facundo Ferraguti -coordinador de la Red Nacional de Maíz del INTA- coincidió en este punto y dijo: “Si bien es una plaga endémica del NOA y NEA, restringida más que nada hasta la latitud 30 y este año debido a condiciones ambientales particulares y algunos procesos de escalonamiento de la fecha de siembra del maíz la encontramos en latitudes mucho más altas y, sobre todo, en maíces de primera en el sur de Santa Fe que nunca habíamos tenido”.

Incluso, dio un paso más al confirmar que la plaga se está moviendo: “Recibimos reportes de muchos lugares como el norte de Córdoba e, incluso, desde San Luis, ni hablar de las zonas donde siempre fue endémica, indicando de que la plaga se ha expandido bastante”.

LA CLAVE ESTÁ EN EL MANEJO

Para el investigador de Reconquista, la clave está en el manejo ya que “en la Argentina no existen umbrales de acción para el control de Dalbulus maidis”. Frente a este escenario, recomendó “es fundamental restringir el alimento para la plaga, para esto hay que eliminar malezas gramíneas huéspedes y las plantas de maíz guachas o voluntarias para reducir la población invernante”. Para esto, aconsejó “escoger materiales tolerantes al insecto vector, acotar, en lo posible, fechas de siembra para evitar coincidir el período susceptible del maíz con los picos poblacionales de chicharrita”. 

APLICAR CURASEMILLAS

A su vez, según las condiciones climáticas, también recomendó aplicar curasemillas que protejan al cultivo durante los primeros 10 a 20 días. Szwarc explicó que, si bien las siembras de primavera escapan a la enfermedad, facilitan la reproducción del insecto y la enfermedad, lo que incrementa el riesgo para las siembras tardías de verano.

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