ACEITE DE SOJA: CHINA ESTÁ CAMBIANDO LA MATRIZ DE COMPETITIVIDAD DE SU INDUSTRIA

Por Pablo Adreani(*)

China está cambiando la matriz de competitividad de su industria aceitera de soja. El conflicto que mantiene con Estados Unidos fue el principal disparador que llevó al Gobierno chino a reducir su dependencia de las importaciones de poroto de soja estadounidense.

Ahora es el turno de la harina de soja. Al permitir su importación proveniente de la Argentina, los chinos están cambiando su propia matriz industrial. Todavía no se sabe si este primer paso va a escalar en el futuro y cuál será el volumen final requerido por parte de los chinos.

La respuesta la tendremos en el momento en que China comiencen a comprar harina argentina.

En este sentido, la principal noticia de la semana fue la aprobación del país asiático de la importación del subproducto argentino, luego de 20 años de negociaciones.

La medida no tiene impacto inmediato, pues el gobierno chino deberá otorgar la aprobación final de las plantas aceitera de la Argentina, lo que debería suceder el próximo mes.

El otro paso es incluir a la harina de soja en el registro aduanero de China, que podría tomar otros cinco meses. En conclusión, podremos estar ingresando a China cuando comience la nueva cosecha, en marzo del 2020.

La estrategia de los chinos es depender cada vez menos de las importaciones de productos de Estados Unidos. Si embargo, hoy China importa muy poco de harina de soja al mundo –apenas 50 mil toneladas equivalente a un solo barco–, de un comercio total global de 68 millones de toneladas.

Lo más importante de este anuncio es la tendencia que tendrá el mercado mundial a partir de esta decisión histórica del gobierno chino. Sin duda que los principales perjudicados serán las empresas procesadoras de soja localizadas en su país. La caída de las importaciones de poroto de soja por parte de los chinos, que en los últimos dos años pasó de 94 a 87 millones de toneladas, es consecuencia de la menor demanda interna de harina de soja por el efecto negativo de la gran mortandad de porcinos debido a la fiebre africana. Como efecto secundario, los chinos aumentaron las importaciones de aceite de soja, hasta 1,1 millones de toneladas.

No hay dudas de que este nuevo escenario permitirá a la industria aceitera de nuestro país ingresar a un nuevo mercado, cuya punta de iceberg todavía no hemos visto. Y esta nueva demanda podría tener un impacto positivo en los precios.

EL MERCADO DOMESTICO

En el plano local, la soja se debate entre la necesidad de la industria y la fortaleza de los productores por seguir reteniendo, a la espera mejores precios. Mientras los productores siguen vendiendo maíz a un promedio de 1,1 millones de toneladas por semana, las ventas de soja han bajado esta última semana a 700 mil toneladas, luego de consolidar un promedio semanal de 1,1 millones de toneladas durante agosto. Pasado el resultado de las elecciones primarias (Paso) y su impacto en el dólar y las tasas de interés, hoy la tendencia del precio disponible ha ido en contra de la postura bajista de Chicago, con subas tanto en las cotizaciones en pesos como en dólares.

La mejora en moneda nacional es producto de la actualización del tipo de cambio, mientras que la suba en dólares es consecuencia de la firme demanda de la industria. El mercado de soja disponible cerró el miércoles a 13.460 pesos y 240 dólares la tonelada. Para la nueva cosecha, el precio llega a 237 dólares, apenas un descuento de tres dólares sobre los precios de la soja disponible. Hoy los productores tienen 24 millones de toneladas de soja disponible sin vender. De acuerdo con el resultado de las elecciones de octubre, los precios podrían derrumbarse o subir ante la fuerte resistencia del productor a vender. En uno u otro caso habrá un fenómeno “puerta doce” con la consecuente caída de los precios. La duda es sólo saber cuando será ese momento de baja: ¿fines de octubre o de noviembre?.

(Publicado en AgroVoz)

(*) Pablo Adreani es consultor privado y creador de Gurú Market

 

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