El drama de Emma, una productora de Pampa del Infierno que desde hace 17 espera que le adjudiquen un predio rural

La lucha por tener una porción de tierra “con papeles”, para algunas familias campesinas, parece ser interminable.

Es el caso de Emma Corbalán, una mujer que hace 17 años viene peregrinando por cuanta oficina del Instituto de Colonización pudo concurrir. Pero sin éxito. Pide, casi como un favor, que el Estado le otorgue la adjudación en venta de una parcela de tierra donde nació, se crió y desarrolló su actividad productiva, consistente en la cría de ganado caprino.

Emma es una de esas pequeñas productoras rurales que, a pesar de tener animales, de ser hija de campesinos y de anhelar continuar viviendo en el campo, no consigue que el Estado le adjudique en venta tierras.

Habla de “Idas  y vueltas al Instituto de Colonización, y más viajes. “Me dicen que el responsable es otra persona, y aquí me dicen que es decisión del otro lugar y yo sigo sin conseguir ningún campito para mis animales y con el tiempo son cada vez menos”.

“SOY HIJA DE UN CAMPESINO”

 “Soy hija de un verdadero poblador rural”, dice.  Su padre se afincó en la zona norte de Pampa del Infierno en los años 70.

 “Como mi padre era anciano decidió vender su campito. En ese campo tenía animales”, cuenta. “Yo tenía en ese entonces unas 109 vacas, más de 65 chivos, y tengo todo lo que exige el Instituto de colonización, boleta de marca, de señal,  siempre he marcado mis animales, los vacuno, y también he estado sujeta a todas las exigencias del Instituto de Colonización”, señala.

“Tengo todo, boleto de marca y señal de ganado mayor y menor, les llevé todo, me dicen que sí que me iban a dar, que espere un poco, que están mirando los campos, luego se intervino el Instituto de Colonización acá y me dijeron que vuelva después, y después nunca se resolvió”, dice .

Emma es criadora de ganado caprino desde toda su vida. Participó activamente en el PROGANO; en la Fiesta del Chivo obtuvo premios por sus caprinos, y vende vacunos en la zona. Ella tiene 60, años, madre soltera de dos hijos.

SIN RESPUESTAS

“Comencé a solicitar acá en Pampa del Infierno, primero me decían que están buscando el lugar (se refiere al posible lugar del campo a entregar en adjudicación), o que consiga uno yo, pero siempre pensé que era para alargar el tiempo, porque con tanta tecnología, debe ser cosa de minutos que ubiquen un sector de tierra como para adjudicarme”, contó.

A pesar de eso, relató que “les hacía caso, me decían que averigüe y conseguía la ubicación (de un campo deshabitado), pero después siempre faltaba algo o me ofrecieron algún campito chiquito a 80 kilómetros de la localidad y yo soy una mujer sola”. Además de que a esa distancia una extensión pequeña no es rentable.

NO PRETENDO MUCHO, SOLO PARA CRIAR EL GANADO

“Nunca pretendí mucho, solo unas 100 o 200 hectáreas, pero inclusive me hubiese conformado con 50, pero cerca del pueblo”, explicó. Recordó que cuando su padre vendió su campito tuvo que llevar sus animales y dejarlos “a media” en un tío, luego los llevó a otro campo, “y en cada viaje se morían, o no se adaptaban, y el número de animales disminuía, en la actualidad, luego de haber pasado por tres campos, solo me quedan unas 25 vacas, y unos 15 chivos”, relata con angustia.

MALTRATO

Por eso lamentó el maltrato que recibe de parte de organismos del Estado chaqueño, al que solo le requiere la adjudicación en venta de un espacio para poder seguir trabajando con la cría de vacas y chivos. “Tanto les cuesta adjudicarme un campito, acá me dicen que ya está, que mañana, pasado, y nunca llega la solución. Estoy tan cansada, siento tanta impotencia, voy a Resistencia y me dicen que acá en Pampa deben saber y como se dice comúnmente se pasan la pelota, y mis animales disminuyen, ya queda poco, espero que ahora el estado por fin se interese en mi caso”, dispara. “Capaz deba poner una carpa frente a Colonización con mis vacas y mis pocas cabras, a lo mejor así se dan cuenta de que existo”, desespera.

“SALI YO A BUSCAR PREDIOS Y ENCONTRÉ”

Ratificó que encontró varios lugares que estaban deshabitados y en condiciones de ser adjudicados a un nuevo ocupante, pero “le adjudican a otra gente, me dicen que tienen animales, pero yo sé bien que no es así, conozco la zona y a muchos vecinos”, y como ocurre en las zonas rurales y las localidades pequeñas, se sabe quién tiene animales y quién no. 

Y, sin embargo, Emma no pierde la esperanza: “Sigo esperando que me adjudiquen el campo, sigo yendo y viniendo, me dicen que venga otro día, y así hago, pero la verdad es que día a día son menos mis animales porque los tengo de acá y de allá, se golpean, otra veces no tienen pasto en el rodeo, se enferman y mueren”.

“LES DEJO MI TELEFONO SI ME QUIEREN AYUDAR”

 “Espero que el gobierno me solucione esto, me conformaría con unas cien hectáreas porque es una extensión en la que ya se puede criar y llevar a cabo una actividad que permita sustentarse, y claro que las pido en venta, no pido que me regalen nada, en mi familia somos gente de trabajo, y así como mi padre y mi madre pagaron su tierra con trabajo, yo también quiero pagarla”. Emma continúa en espera de una respuesta. La pregunta que se hace este cronista ¿llegará la solución para esta hija de un verdadero campesino de la zona? Ojalá las autoridades que tienen que solucionar esto se interesen en el caso y por fin luego de 17 años lo resuelvan. Corbalan esperanzada dejo un número telefónico para comunicarse con ella: 3644 – 643003.

One thought on “El drama de Emma, una productora de Pampa del Infierno que desde hace 17 espera que le adjudiquen un predio rural

  1. Soy la presidente hace un año del instituto. Ya nos comunicamos con la señora. Aclaro jamás destrate a nadie y menos aún a un poblador.

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