EL ALGODÓN EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Por Pablo Vaquero (*)

Dicen los que saben, que no hay un año igual al otro con el cultivo de algodón. Y vaya si es cierto en este 2020!

Comenzamos un año cosechando mas de 300 mil tn de fibra, pensando en una recomposición de muchos productores que venían golpeados por años difíciles y, sin embargo, para muchos siguieron los sinsabores de una pandemia que le hizo pegar al mundo una frenada que nunca pensamos posible. Todo de pronto se ralentizó, muchas empresas cerraron, muchas personas perdieron sus trabajos, las cadenas comerciales quedaron sometidas a una realidad inesperada y todo cambió.

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Sin embargo, quedarnos con esa imagen sería ver la mitad del vaso vacío y no sería justo. El sector agroindustrial siguió operando y trabajando para suministrar bienes esenciales básicos que permitieron a gran parte de la sociedad y a los gobiernos, seguir brindando alivio a la comunidad. Por eso es importante tratar de ver la película completa de una realidad de la que aún no salimos pero que podemos terminar un poco mejor.

Y como ya estamos terminando este año y estamos sobre el final de la siembra de una nueva campaña, creo que es buen momento para pensar sobre las oportunidades que podemos vislumbrar hacia delante.

La campaña 2020/21 comenzó a vislumbrarse como una campaña de altas expectativas para el productor porque se encontró con un rebote fuerte del precio de la fibra, con valores mayores a la prepandemia, con demanda firme de la industria local que incluso nos sorprendió con inversiones en mas tecnología de hilado y una renovada esperanza en la cadena algodonera. También acompañó la exportación de fibra con una actitud muy activa buscando la colocación en clientes de otros países.

Con estas cartas sobre la mesa, el productor sintió que tenía una buena mano para volver a jugar una partida difícil pero potable. Sumado a esto, desde el INTA y Gensus pudimos hacer realidad la promesa de nuevas variedades y el productor pudo acceder a dos nuevas variedades de INTA con mejoras en rendimiento en fibra, desmote y calidad, dando la oportunidad, además, de contar con un ciclo intermedio que permite siembras hasta final de la campaña.

Lo cierto es que todas estas buenas noticias se vieron opacadas por la aparición de un efecto Niña que nos privó de las lluvias necesarias para completar los perfiles de suelo y eso jugó muy en contra de las 480 mil hectáreas de siembra proyectadas en un principio.

Hoy estamos en los últimos días de siembra, casi la mitad hectáreas sembradas y cultivos emergidos, un importante porcentaje sembrado con semilla fiscalizada, con pureza, garantía de poder germinativo y el mejor tratamiento profesional disponible. Aun queda muchas hectáreas por sembrar, y pocos días remanentes para lograrlo.  El productor dispone de semillas de las nuevas Guazuncho 4 INTABGRR y de la Guaraní INTA BGRR para asegurar una siembra segura y un cultivo que termine su ciclo productivo en la fecha optima requerida.

El año próximo anticipa un primer semestre con restricciones parecidas a las actuales, pero con la esperanza de salir definitivamente de esta pandemia y comenzar a reconstruir lo perdido.

La cadena algodonera en tiempos de pandemia, pese a los tropiezos, volvió a levantarse y está funcionando. Y lo viene haciendo integrando a todos los eslabones de la cadena de valor a través del trabajo coordinado de la Mesa Nacional Algodonera, trazando metas y objetivos ambiciosos que hagan nuevamente sustentable y competitivo al algodón en nuestro país.  Nuestro desafío será volver a ponerla en el camino de crecimiento que habíamos comenzado a transitar.

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