MACRI NO TOCARA LAS RETENCIONES AL CAMPO

Lo aseguró en su columna del diario La Nación, el periodista Joaquín Morales Solá, quien dió detalles de una comida compartida por el presidente de Mauricio Macri con la legisladora de Cambiemos, la chaqueña y pieza fundamental de este espacio político, Elisa Carrió.

El artículo del periodista dice que Mauricio Macri decidió ayer, en un almuerzo con su aliada Elisa Carrió, que no tocará la política de retenciones al campo. Seguirá tal como se estableció al principio de su mandato. Esa fue siempre la posición del Presidente, presionado en el sentido contrario por otros sectores empresarios. El campo ha sido su aliado. Ya tiene otras batallas en curso. La del peronismo, por ejemplo.

En efecto, algunos peronistas decían (¿dicen?) que su partido debe demostrar todavía que puede ser oposición sin voltear al presidente no peronista en funciones. En los próximos días, y en los próximos meses, tendrán la posibilidad de demostrar si ese es un programa en serio o un discurso para entretener al público mientras atraviesan el desierto. El proyecto peronista para frenar los aumentos de tarifas y la aprobación parlamentaria del presupuesto del año próximo serán cuestiones cruciales para evaluar qué diseño de oposición eligió el partido de Perón. Podría parecer que el peronismo compite para ayudar a Macri cuando a este le va bien. Y que compite para que le vaya peor cuando está mal. El resultado sería catastrófico si el peronismo se inclinara en tarifas y presupuesto por obstruir la gestión de Mauricio Macri.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, salió el miércoles de la Cámara de Diputados, donde fue a explicar la situación del país, con el convencimiento de que el peronismo es ya uno solo y está dispuesto al bloqueo permanente de las decisiones de la administración. Desde el sitio que ocupa en el recinto, Peña pudo observar un cambio brutal en la escenografía parlamentaria. Antes, el kirchnerismo era una jaula de desquiciados mientras el resto de la Cámara se dividía entre oficialistas y peronistas razonables.

Ahora esas diferencias ya no existen: todo el peronismo se abalanzó sobre él. Massistas y peronistas racionales (los que responden a los gobernadores) tuvieron una actitud casi idéntica a la del kirchnerismo. Se impuso en la conclusión final la impronta del cristinismo, porque ningún otro sector político tiene más densidad política que la corriente que lidera la ex presidenta.

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