La mejora genética aporta al incremento de rindes de sojas en la región
(*) Por Gerardo Quintana, especial para Agroperfiles
En la Argentina se debate en estos días una decisión que puede tener gran influencia en el futuro del país, respecto a la consolidación de su liderazgo entre los países regionales proveedores de alimento a un mundo cada vez más demandante.
En la producción de alimentos la innovación siempre ha jugado un rol relevante. Las nuevas tecnologías aportan no solo al incremento de los volúmenes productivos si no que también, actualmente, contribuyen a la sustentabilidad de los sistemas agropecuarios.
El cultivo de soja ha sido un protagonista del desarrollo agrícola del gran chaco argentino en el último cuarto de siglo.
En este sentido el mejoramiento genético aporto de gran manera al incremento de los rendimientos del cultivo en la región, así como también ha aportado herramientas tecnológicas que contribuyeron a la sustentabilidad de los sistemas.
Si bien el ambiente, entendiéndose al mismo como la combinación del suelo con todas sus características, las condiciones de cada campaña y la fecha de siembra del cultivo, es el principal responsable en la formación del rendimiento, la genética a partir de la elección de la variedad puede realizar un aporte que varía entre 5 a 23% según las condiciones del ambiente, expresándose la mayor magnitud frente a mayores condiciones de estrés.
Al analizar los ensayos comparativos de variedades de la Red de Soja NEA, que se lleva en forma conjunta entre el INTA y AAPRESID, y considerándose un periodo de 10 años donde se evaluaron en promedio 12 localidades por campaña, el incremento de rendimiento del cultivo tomándose en consideración para el mismo a las variedades ganadoras por ensayo fue de 21 kg/ha/año para los materiales de los GM VII y VIII, mientras que para las variedades de GM V y VI la mejora fue de 44 kg/ha/año.
A partir de 1996 con la inscripción del evento que otorgaba resistencia al herbicida glifosato, el cultivo inicio su expansión en la región, impulsando también la adopción de la Siembra Directa en nuestros sistemas agrícolas.
Este sistema en el cual se integra la no remoción del suelo, la rotación de cultivos, la fertilización y la inclusión de cultivos de servicio ha demostrado ser quien aporta mayor sustentabilidad a los sistemas agrícolas regionales.
Por otro lado, en un mundo donde la demanda de alimentos de calidad es cada vez mayor, pero también se cuestiona la cantidad de insumos químicos utilizados en la agricultura, el mejoramiento de soja en la Argentina ha logrado ofrecer variedades con tolerancia a plagas y enfermedades reduciendo de esta manera la cantidad de insecticidas y fungicidas usados en el cultivo.
La región del gran chaco argentino ha sido, desde finales del siglo pasado, la región donde mayor superficie agrícola se ha incrementado a partir del desmonte.
Esta región es también en donde la brecha de rendimiento para el cultivo de soja alcanza los mayores valores del país, pudiendo superar el 50% según la localidad.
Este escenario nos plantea enormes desafíos a productores y técnicos, donde la mejora de los ambientes a partir de mantener o mejorar las condiciones físicas y químicas de nuestros suelos y el ajuste del manejo del cultivo son fundamentales, pero donde no podemos prescindir del mejoramiento genético y las herramientas tecnológicas que este nos brinda.
(*) El ingeniero agrónomo Gerardo Quintana es investigador en Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria-INTA Las Breñas, Chaco-
Ing. Agr. Gerardo Quintana Mat. CPIACH 1133