HASTA EL AGUA SE HA VUELTO AMARGA
El título de la nota no es una metáfora que intenta describir el cuadro de situación que se vive y el daño que ocasiona esta sequía en los montes, los campos y en las ciudades del norte chaqueño.
Es la realidad que lo toca vivir a centenares de comunidades, como es el caso de Alina Ruiz y a su familia, que tienen un predio rural en la zona de Castelli.
“La pandemia, para nosotros que vemos morir los animales por falta de agua, ha pasado a otro plano”, dice. Pero no es solo la falta de agua sino los incendios que destruyen esperanzas y hace daño al ecosistema.
Alina tiene un emprendimiento gastronómico en su finca Don Miguel. Y la sequía sacó a la pandemia del coronavirus de la preocupación primordial de los habitantes de esta parte del país.
“Recibir turistas o tener lleno el salón del restaurante da igual si no podemos levantar lo sembrado, si las colmenas se mueren, si la única perforación a la que le quedaba agua se ha vuelto amarga…”, dice con tristeza esta mujer luchadora, emprendedora, pero que este clima ha golpeado tanto que ya no saben lo que sucederá para fin de año.
“NI QUESOS PODEMOS HACER”
A los buenos clientes que me piden reiteradas veces queso y quesillo les digo no y no es por no querer elaborar, es porque priorizamos al ternero, ya que la vaca genera poca leche por falta de pastura y agua”, dice.
A los que piden las hojas verdes de la huerta les digo que estamos yendo poco a la feria porque la huerta no se alcanza a reponer… es tiempo de los no, de quietud obligada y angustia constante”.
Esto es lo que se vive en el norte de la Argentina, castigada por muchas cosas, pero esta vez por el clima tan hostil, donde la falta de agua y fuego han hecho un daño tremendo a todo el aparato productivo primario y a las familias rurales.
EL SOL QUE QUEMA
“Duele tanto ver el sol que quema sin darnos respiro y eso que aún no hemos comenzado el verano. Duele el viento norte y la tierra, que aunque estemos acostumbrados, nos acobarda tan tempranamente. Duele todos los días despertar sin una gota en la tierra y todo se va poniendo marrón clarito. Pero somos fuertes y trataremos de sobrellevar y sobreponernos de todo esto para poder, dentro de poco, recordar la sequía que paso…”, le escribió a Alina su vecina Sandra Cantero.