EL COSTO DE OPORTUNIDAD – Por Iris Speroni(*)

EL CASO DE LOS PRODUCTORES ALGODONEROS Y EL DOLAR

El costo de oportunidad es el costo de no hacer algo para hacer otra cosa. Lo que vale lo que no se hizo, porque se eligió hacer algo distinto. No importa si la elección fue de una o fue impuesta por un tercero.

Los productores de algodón chaqueños venden su producción. El dólar está a $ 150. Se la pagan a $ 75. ¿Qué significa para ellos? Que pierden millones de pesos que quedan en manos del BCRA o en la larga cadena de intermediarios. ¿Cuál es el costo de oportunidad para un productor chaqueño de algodón de la decisión del BCRA de desdoblar el tipo de cambio? Veamos.

La primera es que gana menos. Lo que le sacó el BCRA es todo ganancia. ¿por qué le sacó todo de la ganancia? Porque los costos le quedaron íntegros y le sacó de las ventas (*). Con un dólar pagado a mitad de precio nuestro productor algodonero trabajó a pérdida, o en el mejor de los casos quedó hecho o ganó poco. Perdió la mitad de sus ventas (no de sus ganancias) para entregarlas al altar del poder central a.k.a. BCRA. Como una ofrenda a Nefertiti.

¿Cuál es el costo de oportunidad? Todas las cosas que podría haber hecho con el dinero si en lugar de dárselo a Nefertiti hubiera quedado en su poder. Vamos a enumerar: 1. irse de parranda, 2. comprar dólares u oro y guardarlo para protegerse en tiempos malos, 3. pagar impuestos adeudados, 4. limpiar los canales para que cuando llegue la próxima temporada de lluvias no se inunde medio Chaco, 5. poner riego, para que la seca no lo atormente, 6. poner riego en la mitad de la superficie para diversificar la producción, 7. asociarse con el cuñado y poner un tambo, 8. asociarse con varios productores y poner una planta para tratar el algodón, 9. irse de vacaciones con la patrona, 10. mandar a la nena a Santa Fe para que estudie veterinaria, 11. reparar la casa y ayudar a reparar la escuela, 12. financiar la campaña electoral del hijo para concejal de la localidad, 13. comprar un camión para llevar sus producción al acopiador y trabajarlo cuando lo necesite, 14. comprar una cosechadora nueva y reemplazar el modelo ‘87 que tiene, 15. comprar todos los insumos para el año siguiente por anticipado, 16. asociarse con otros productores y poner un criadero de pollos, 17. experimentar con alfalfa, 18. comprarse una Hilux en lugar de la F100 modelo ‘98.

Me imagino que mis lectores podrán pensar más usos para el dinero que el estado nacional le quita a nuestro productor ejemplo.

Lo interesante del caso es que excepto que nuestro productor tome la totalidad del dinero timado por el estado y lo guarde al 100% (se denomina “atesorar”) cualquier otra opción genera trabajo para otras personas.

Ahora multipliquemos este caso por decenas de miles. Son decenas de miles de cosas que no se hacen. Decenas de miles de unidades de maquinaria agrícola que no se venden. Cientos de miles de hectáreas que no reciben riego. Cientos de camiones que no se compran. Cientos de mujeres y hombres jóvenes que no van a la facultad a estudiar veterinaria o tecnicatura en alimentos.

Son miles de millones de dólares de inversiones que no se llevan a cabo por año. Ésa es la razón por la cual nuestro PBI desciende año a año. Ésa y no otra.

LA OTRA CARA DE LA MONEDA

Veamos ahora la otra cara de la moneda. ¿Qué hizo el estado nacional con el dinero que le sacó a todos los que producen bienes y servicios de exportación?

Y acá entramos en el costo de oportunidad de los bienes públicos. Podrían haber puesto a punto toda la red de carga de FFCC de todo el país. Podrían haber comprado una flota de carga de ultramar nueva (un superbarco cuesta U$D 100 millones); podrían haber generado servicios públicos en las zonas rurales (salud, educación, justicia, seguridad); podrían haber comprado Nidera y Syngenta, como hizo el estado chino, para que la Argentina tenga patentes de semillas, patentes de agroquímicos, lugares en varios puertos del mundo, grúas, oficinas comerciales de un producto estratégico como es el comercio de cereales y oleaginosas; podrían haber gastado dinero en patentar semillas, en lugar de financiar PRO HUERTA, podrían haber eliminado las rutas por peaje, podrían haber financiado la compra de camiones para que todos los transportistas del país tengan unidades nuevas. No. Los políticos no hicieron nada de eso. Se robaron todo. Inventaron gastos como importar gas, o barriles sin fondo como Carolina Standley con Macri. La cuestión es que de una y mil maneras se robaron todo. Y el costo de oportunidad para nosotros fue enorme. Se robaron una NIDERA por año.

No sólo se robaron el dinero que ingresó, sino que nos endeudaron para robar más aún. Se robaron los impuestos de cada año y los impuestos futuros (no otra cosa es el endeudamiento público, pedir prestado contra recaudación futura). Por eso no hubo ni inversión privada, ni pública. Por eso el flete acá cuesta el doble que en cualquier otro país del mundo. Por eso acá el impuesto sobre los alimentos es 100% (50% alimento, 50% impuestos), cuando en Gran Bretaña o EEUU va del 3% al 7%. Pequeña diferencia.

LOS NEGOCIOS QUE NO INICIAMOS

Quiero ir por un último costo de oportunidad. Los negocios que no iniciamos.

El ministerio de Economía publica las exportaciones discriminadas por provincia. Las últimas cifras disponibles son del año 2018.

Un tercio de las exportaciones proviene de la Provincia de Buenos Aires, la cual se beneficiaría si triplicara o cuadruplicara las exportaciones. La mitad de las exportaciones de PBA son de productos industriales no agroindustriales. Si el gobierno central no se quedara con la mitad del valor de las exportaciones de la provincia, los productores de bienes y servicios de exportaciones bonaerenses ganarían 11 mil millones de dólares más por año. Es más, estarían incentivados para producir más bienes exportables aún.

Los políticos de PBA deberían ser los más interesados en impulsar toda medida exportadora. Sucede todo lo contrario. Sus políticos son del club antiexportador. ¿No es curioso? A ese grupo pertenecen la totalidad de sus  senadores (2 del PRO, 1 de TodEs). Hace más de una década que la provincia está intervenida por porteños (Scioli [8], Vidal [4], Kiciloff [1]).

Miren si la alianza antiexportadora no es fuerte en la Argentina.

El dólar pagado a mitad de precio es una transferencia de los ciudadanos de las provincias al poder central. Y hay autoridades provinciales que lo toleran.

Algo más. Cuando uno decide qué producir calcula cuánto va a facturar y cuál es el costo. Si cree que va a ganar plata, lo hace. Si cree que no va a ganar plata, no lo hace.

Si puede facturar a $ 150, muchos negocios serán factibles. Si con los mismos costos puedo facturar $ 75, muchos negocios serán a pérdida y no valdrá la pena encararlos. Todos esos negocios que mueren antes de nacer, que no son ni siquiera concebidos, es toda riqueza que se nos escapa de las manos para que cinco vivos se hagan ricos.

LOS IMPUESTOS QUE LE SACAN AL TRABAJADOR

Por último, algo que traté en PRECIO PLENO II. Todos los impuestos que le sacan al trabajador (contribuciones y retenciones salariales; impuesto a las ganancias) más todo el dinero que le da el trabajador al fisco cada vez que va al supermercado, tienen un enorme costo de oportunidad: todo lo que no hace; todo lo que no compra. Más y mejores abrigos y calzado, ir a comer afuera una vez por mes, ahorrar para comprar o construir una casa y tener su propio techo.

La industria del calzado probablemente venda en el mercado interno la mitad de volumen del que podría vender si el trabajador no estuviera agobiado por los impuestos. Los gravámenes tienen un doble efecto:

– efecto precio ya que encarecen el producto,

– efecto ingreso; el trabajador dispone de menos dinero más allá de pagar la comida y los servicios públicos.

El costo de oportunidad de la carga impositiva sobre el trabajador es la imposibilidad de acceder a la vivienda propia.

Esta gente nos sale demasiado cara.

* Iris Speroni es licenciada de Economía UBA, Master en Finanzas, Ucema. Posgrado Agronegocios, Agronomía UBA

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