La campaña algodonera en la provincia de Santa Fe comenzó en un contexto difícil. Las lluvias tardías de marzo y abril alteraron el calendario de cosecha y generaron complicaciones en el manejo de los lotes.
Según explicó el ingeniero Cristian Zorzon, “el algodón este año está, por lo menos aquí en el este de la provincia, bastante peor que otros años”.
El titular de APPA – Asociación para la Promoción de la Producción de Santa Fé, explicó que “las lluvias llegaron cuando muchos lotes ya estaban listos para ser cosechados, lo que provocó un retraso en los trabajos de campo. Venimos con días aislados, los lotes que están listos están desfollados, pero no hay piso, no hay ambiente para trabajar”, señaló Zorzón al programa Agroperfiles Radio
Asimismo, agregó que la falta de continuidad en las condiciones climáticas óptimas “terminó afectando tanto la cantidad como la calidad del algodón obtenido”.
Además, el especialista hizo hincapié en la falta de radiación solar durante el período crítico de desarrollo del cultivo. “Ya el este de la provincia es una zona más complicada, tenemos menor radiación por mayor cantidad de días nublados” agregó. Esta combinación de factores climáticos adversos complicó aún más el rendimiento esperado.
MALEZAS, UNA PROBLEMÁTICA DISPAR EN LA REGIÓN
Una de las inquietudes recurrentes entre los productores del este de Santiago del Estero y del sur de Chaco fue el incremento de malezas. Sin embargo, en Santa Fe la situación fue distinta. “Desde enero no llovió más, entonces no hubo condiciones para que se disparen las malezas”, explicó Zorzón.
Aseguró que, en general, los lotes se mantuvieron limpios. “Vi lotes que llegaron totalmente limpios porque no hubo precipitaciones. Se sembraron en noviembre, cayeron algunos milímetros en diciembre y después no llovió más”, detalló. Algunas malezas, como yuyo colorado o enredaderas, aparecieron de forma aislada, pero sin generar una amenaza significativa para el cultivo.
La correcta planificación de siembra y las condiciones de sequía limitaron la proliferación de plantas no deseadas. “Algunos lotes estuvieron bien manejados, otros con manejo regular, pero no vi nada fuera de lo normal”, concluyó el ingeniero, desestimando una invasión atípica de malezas en la zona.
CALIDAD DE LA FIBRA
Uno de los mayores desafíos de esta campaña fue la calidad de la fibra cosechada. “Están bastante mal en lo que es el objetivo de resistencia”, afirmó el especialista, agregando que “los valores registrados se ubican entre los 23 y 25 milímetros de longitud, con una resistencia también baja, en torno a los 20 a 25 Gtex (gramotex).
Y si bien la primera parte de la cosecha, previa a las lluvias, presentó mejores características, las expectativas en cuanto al resto de los lotes no son alentadoras. “Vamos a ver qué sale ahora después del tiempo malo”, indicó. En cuanto al grado comercial, se observó un rango que va “entre C 1/2 a C 3/4”, con variaciones dependiendo del manejo y el clima de cada lote.
La falta de sol en etapas claves del desarrollo también influyó. “Ahora que necesitamos que esas pocas bochas que quedaron del segundo ciclo maduren y crezcan, tenemos bien nublado”, explicó el ingeniero. Una vez más, el factor climático fue determinante en los resultados.
PRESENCIA DEL PICUDO
Respecto al Picudo del algodón, una de las plagas más temidas por los productores, la situación fue dispar según el tipo de ciclo productivo. “Donde más Picudo se observó fue en el este, pero en los lotes que hicieron un segundo ciclo y no se hicieron los controles como corresponde”, comentó Zorzón.
En cambio, dijo que los lotes del primer ciclo, sembrados entre octubre y diciembre, “no presentaron mayores problemas sanitarios. No tuvieron problemas de Picudo significativos”, aseguró.
Según Zorzón, “esto demuestra la importancia de los controles fitosanitarios y de evitar segundas floraciones sin la planificación adecuada”.
A pesar de que la presencia del insecto fue menor que el año pasado, los lotes que no recibieron un manejo adecuado podrían sufrir daños. “Probablemente tengan un daño de Picudo, pero no tanto como el año pasado”, aclaró.
DESIGUALDAD ESTRUCTURAL
Otro factor importante en el desempeño de los cultivos es la diferencia estructural entre las zonas este y oeste de Santa Fe. Repetto remarcó que “la zona oeste siempre fue la que mejor calificó en cuanto a rindes y calidad, por una cuestión de carácter climático y de suelo”.
El oeste, si bien necesita lluvias adecuadas, tiene un potencial superior. “Son lotes nuevos, por ejemplo en la zona de los bajos submeridionales, que si viene bien el clima, van a explorar muy buenos rendimientos”, afirmó. Por el contrario, el este enfrenta limitaciones naturales que lo hacen más vulnerable ante cualquier evento climático adverso.
Las temperaturas extremas también jugaron un papel clave. “Tuvimos un golpe de temperatura importante a mediados de enero, y después temperaturas extremadamente altas en febrero”, lo que afectó el crecimiento y la floración de las plantas, generando estrés hídrico en una etapa decisiva.
PERSPECTIVAS FUTURAS
A pesar de las dificultades, “hay iniciativas que generan esperanza, como el desarrollo de nuevas variedades adaptadas a la región. El INTA está por presentar una variedad que se adapta un poco mejor a estas zonas”, adelantó el ingeniero, haciendo referencia a la línea Arandú.
Sin embargo, el futuro del algodón en Santa Fe dependerá también de decisiones económicas y logísticas. “Los productores chicos que piden servicios de cosecha y demás, me parece que van a dejar de hacerlo. Bajo estas condiciones, no conviene económicamente”, advirtió. Mientras tanto, aseguró que “la experiencia deja un aprendizaje claro, el clima nos ha dado una enseñanza muy fuerte en estos tiempos”, concluyó el titular de APA Santa Fe.