Volver al 25% es, sencillamente, imposible en el corto plazo
Por Martín Piccato (*)
Entre los 10 puntos a tratar o convenir en el llamado Pacto de Mayo, el Presidente Milei pide que el gasto público consolidado se ubique en el 25% del PBI, hoy es de poco más del 44% del PBI.
Ese objetivo es de imposible cumplimiento sin el ajuste en las provincias. El gobierno nacional sólo puede producir una caída del gasto público del 5%, la diferencia la tienen que producir los gobiernos provinciales.
Aún con la venia de las provincias, mucho gasto en ellas es inelástico. No puede modificarse sin convertirse en traumático. Una parte importante del gasto total está destinado a educación y justicia. En educación hay bastante que se puede hacer porque:
muchos gremios y sindicatos que proliferaron durante los últimos 20 años son el resultado de políticos inescrupulosos que vieron ahí una oportunidad de sostenerse ellos, a costa de sus afiliados compulsivos,
Existen tantos nombrados que no entrarían en las aulas. Por cada 2 docentes que deben estar en el aula, hay nombrados 5. Sobran 3 que nunca se presentan a trabajar pero cobran sus salarios. Tienen estabilidad dada por la constitución y limpiar ese excedente seguro será traumático. Requiere de mucho poder político, es decir, sería preferente tener mayoría en el poder legislativo para evitar el tener que pagar favores por leyes,
En la justicia la cosa se pone más fulera porque es un poder independiente y por tanto sólo puede ser condicionado a través de la caída del presupuesto para obligarlos a ajustar.
Nadie puede negar que la justicia no funciona o está tan llena de gente que está vaciada de contenido.
El Presidente Milei, al igual que muchos gobernadores, propugnan por un estado eficiente pero cuando hay que meter mano para lograrlo, se dan cuenta que hay tantos intereses cruzados y tanto presupuesto inelástico que hacerlo en pocos meses es imposible.
En economía siempre manda la política y lograr objetivos deseables y anhelados para aumentar el bienestar social requieren de decisiones que, en la mayoría de los casos implican el renunciamiento personal a privilegios.
El achicar a la casta o a la política sólo puede conseguirse a través de la política. Pero ¿por qué la política querría achicarse? En democracia el Estado siempre tiende a crecer.
(*) Martín Piccato es analista económico financiero. Comentarista económico · Radio y TV