Uso del glifosato: “Es más ideológico que científico”
El ingeniero agrónomo Miguel Kolar, asesor privado en Chaco y Formosa, se refirió al intento de la legislatura de Misiones de prohibir el uso de glifosato en esa provincia.
Los cuestionamientos al uso del glifosato siguen siendo moneda corriente aunque los actores del sector agrícola consideran que toda acción que promueve la prohibición de su uso obedece a “una cuestión ideológica para contentar a un grupo de ambientalistas fundamentalistas lo que incrementará el costo de los alimentos en la mesa de los argentinos”.
El poder legislativo de la provincia de Misiones está en proceso de normar la prohibición del uso de glifosato, proponiendo su reemplazo por un bio herbicida del que se tienen pocos antecedentes sobre su uso.
Los profesionales de la agronomía como Kolar dicen que no hay información sobre la efectividad del producto que los misioneros promocionan usar, afirmando que “no está registrado en el Senasa, lo que supondría que es ilegal”. “El Estado no puede promocionar el uso de un producto ilegal porque no se sabe que consecuencias tiene”, afirman.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Los trabajos “sesgados” que existen sobre el glifosato –algunos de ellos- tienen que ver con la medición de la actividad biológica que hay en los suelos, asociada a las raíces de las plantas. La rizósfera, en el concepto agronómico, es un ambiente pegado a las raíces “en el cual viven bacterias y hongos, algunos de ellos amigables porque son fijadores de nitrógeno que es el principal nutriente para los cultivos”.
El cuestionado herbicida utilizado para matar las malezas se lo trabaja en la realización del barbecho, práctica que tiene como objetivo acumular humedad en el suelo y recuperar nutrientes “dándole así espacio al crecimiento de otras bacterias y hongos que se encargan de degradar y descomponer el rastrojo para transformarlo en materia orgánica y nutrientes”. “La realidad es que no es que se mata todo o se esteriliza el suelo, sino que dejan de actuar ciertos microorganismos y aumenta el contenido de otros”, resume Kolar.
“Los estudios no se realizan sobre los cultivos que luego se realizan sobre esos lotes y que fueron preparados genéticamente para ser más eficientes en el uso de los recursos para producir, entonces todo lo acusado tiene un componente ideológico”, insiste el ingeniero Miguel Kolar en declaraciones al programa Agroperfiles Radio que se emite por FM Universidad Uncaus.
LIDER EN SIEMBRA DIRECTA
“Si fuese cierto, entonces los campos que están en siembra directa en Argentina deberían ser estériles, deberían ser un desierto”, refiere Kolar, refutando los cuestionamientos al glifosato y la propuesta en algunas provincias de prohibirlo. Los profesionales de la agronomía mencionan que Argentina “es el país en el mundo que más siembra directa realiza y los planteos en ese sistema llevan glifosato”.
En el país las condiciones para la siembra directa son las óptimas “y si lo que dicen los investigadores sobre el glifosato fuese verdad, tendríamos toda la pampa húmeda como un desierto”. “De esos trabajos se agarran los políticos que buscan votos de la gente, de la sociedad que opina sin saber”, reclama Miguel Kolar.
“No estoy en contra de que el ambiente sea cuidado, pero no está la solución en echar la culpa al campo y las mediciones de las huellas de carbono así lo demuestran porque la contaminación mayor se genera en los procesos industriales y en el comercio, en la ciudad”, indica recordando el recuento que él mismo realizó sobre el carbono.
SIN GLIFOSATO LA YERBA SERA MAS CARA
“La eliminación del uso del glifosato no solucionará nada y lo único que pasará en Misiones es que los yerbales se enmalecen y produzcan menos”, analiza. En este contexto, la pregunta que se hace es “¿cómo un político puede tomar una decisión sobre una actividad productiva?”. La comparación inmediata que surge es “con lo que ocurre en el Chaco con el ordenamiento territorial”.
En la explicación del profesional agronómico “el no usar glifosato serán menos kilos de yerba y en consecuencia el precio se encarecerá para el consumidor”. “Los políticos tienen que entender que deben escuchar y no pueden hacer lo que a ellos les parece o tienen ganas, sino que tienen que abrir sus oídos a la sociedad que tiene criterio porque no se puede oir solamente a un ambientalista fundamentalista sin argumento”, reclama Miguel Kolar. “Los trabajos sesgados que existen quieren demostrar algo sobre una foto sin ver toda la película y engañan a la sociedad”, insiste.
“La repercusión de la prohibición será una yerba más cara en la mesa de los argentinos porque los yerbatales producirán menos por el avance de las malezas y todo por dejar contentos a un grupo de idealistas”, criticó.