El ingeniero agrónomo Martín Gonzalo Canteros, integrante de la Mesa Técnica del Grupo Agroperfiles, analiza en esta entrevista la crítica situación de los cultivos ern el norte argentino, en especial en Chaco, tras la sequía y la ola de calor soportadas en los primeros 80 días del 2025.
Hizo referencia al impacto económico regional y las alternativas que evalúan los productores para la campaña invernal.

Después de varias semanas marcadas por lluvias dispersas, el clima comienza a estabilizarse y aparece el sol en gran parte del territorio chaqueño. Sin embargo, los efectos de la sequía persisten y dejan una profunda huella en el agro.
Para conocer el panorama actual, dialogamos con el ingeniero agrónomo Martín Cantero, quien realiza un crudo análisis de la situación de los cultivos y el ánimo de los productores.
“LO QUE SE PERDIÓ, YA ESTÁ”
“Lo que se perdió, ya está. Lo que se salvó, no necesariamente está en buen estado”, resumió Cantero, al describir la compleja realidad que atraviesan los lotes de soja, maíz y algodón. En el caso del maíz, por ejemplo, “la planta sobrevivió, pero muchas espigas no tienen todos los granos, por problemas de polinización causados por las temperaturas extremas y la humedad relativa”.
El técnico advierte que no hay que dejarse engañar por el aspecto visual de los cultivos: “Aunque las hojas estén verdes, el daño ya está hecho. La lluvia mejora la expectativa hacia el futuro, pero no revierte lo que ya se perdió”. Según su diagnóstico, solo un 15% de la superficie agrícola de la región está en condiciones aceptables. “Hay zonas que están bien, pero otras son un desastre”, señaló.
EL IMPACTO ECONÓMICO EN CADENA.
La crisis climática ya se está traduciendo en una crisis económica que, según Cantero, se irá sintiendo cada vez más en las calles. “No va a haber cosecha, no va a haber transporte, no va a haber movimiento en muchas actividades. El impacto será muy fuerte en todas las ciudades del interior, porque gran parte de su dinamismo económico depende del agro”, remarcó.
Además, mencionó que ya se observan señales preocupantes en sectores como el transporte y los servicios rurales. “Los que tienen máquinas o camiones están buscando alternativas, pero no hay mucho para hacer. Todavía no estamos dimensionando el efecto multiplicador de esta crisis”.
ENTRE LA RESIGNACIÓN Y LA NEGACIÓN.
El especialista también se refirió al estado anímico de los productores: “El que ya asumió que perdió el 50, 60 o 70% está mejor emocionalmente que el que todavía cree que va a safar. El segundo se va a enterar tarde de que no se puede recuperar lo perdido”.

Según Cantero, ni siquiera los rendimientos bajos actuales alcanzan para cubrir los costos: “Hoy no te salva ni una soja de 1.500 kilos ni un maíz de 3.000. Y los costos siguen siendo altos. La mayoría de los productores viene refinanciando deudas del año pasado, y este año la mochila es aún más pesada”.
¿Y AHORA QUÉ? OPCIONES PARA EL OTOÑO-INVIERNO.
Consultado sobre los pasos a seguir, Cantero fue claro: “Primero, hay que hacer un análisis agronómico del lote. Ver cuánta agua hay en el perfil, cuánta se consumió, cuánto llovió realmente. Después, un análisis económico: qué cultivo puede ser más rentable con lo que tenemos”.
Respecto a las opciones, sostuvo que “el productor tiende a irse a lo conocido, como trigo y girasol”. Sin embargo, aclaró que la decisión dependerá del perfil del suelo y de los precios: “Con un girasol de 300 dólares, hay que ver cuántos kilos se necesitan para que cierre el número. El trigo también es atractivo arriba de los 200 dólares, siempre que rinda más de 2.000 kilos”.
También mencionó alternativas como el cártamo y el garbanzo, que resisten condiciones extremas. “El cártamo vuelve a aparecer cuando hay años secos. No es una moda, pero tampoco reemplaza al trigo o al girasol, sino que los complementa”, explicó.
LA “VENGANZA” DEL GIRASOL Y LA NECESIDAD DE PRUDENCIA.
Una de las alertas que deja el ingeniero es el “efecto venganza”: productores que, tras perderlo todo, apuestan todo al girasol para intentar recuperarse. “Eso también es peligroso. No se puede resolver todo con un solo cultivo. Hay que planificar, medir bien los costos y conocer la realidad de cada lote”, finalizó.