Por Javier Preciado Patiño (*)
Algunos comentarios sobre el default de dos empresas de insumos agrícolas en Argentina: Surcos y Agrofina.
1.- En 2023, debido al diferencial entre el dólar financiero y el oficial (también conocido como ‘brecha’), los agricultores de Argentina intentaron preservar o proteger el valor de sus cereales, comprando insumos. Esto creó una demanda artificial, mayor que las necesidades reales.
2.- Mientras tanto, la macroeconomía estuvo signada por tasas de interés astronómicas, medidas no ortodoxas como el “dólar de soja” y una inflación creciente. El mercado asumió que las enormes devaluaciones eran parte del juego.
3.- La dirección de algunas empresas de insumos impulsó sin piedad las ventas para ganar “cuota de mercado” facilitando el crédito a los agricultores.
4.- Pero en diciembre de 2023 este escenario empezó a cambiar. La administración de Milei asumió el compromiso de reducir la tasa de inflación mediante un fuerte ajuste fiscal y dejar de imprimir dinero. El presidente Milei advirtió al mercado que no se produciría una nueva devaluación del peso.
5.- Mientras tanto, un invierno seco y los enormes stocks que habían acumulado los agricultores frenaron las compras de insumos. Las ventas no se reanudarían hasta noviembre, cuando llovió.
6.- Durante esos meses, algunas empresas debieron comprar dólares en el mercado financiero para pagar sus deudas con proveedores de insumos en el exterior, al no poder acceder a los dólares oficiales, perdiendo dinero.
7.- Además, el impuesto de importación llamado PAIS se redujo abruptamente del 17,5 al 7,5%, dejando a algunos proveedores locales con stocks caros en comparación con los que importaban al 7,5%. Por otro lado, los precios de los insumos agrícolas mostraron una tendencia a la baja, “dejando a las empresas como stocks caros”.
8.- Estos acontecimientos crearon la “tormenta perfecta” para aquellas empresas que no supieron adaptarse al nuevo entorno. De hecho se dice que los proveedores chinos toman el control de una empresa de insumos agrícolas con sede en Santa Fe como forma de compensar el impago de la deuda.
9.- En el ámbito político se están aprovechando estos acontecimientos para pedir al Gobierno una reducción de los impuestos a las Exportaciones, alegando que estos impagos son consecuencia de un mercado bajista.
10.- Está claro que no es fácil separar estas circunstancias de la mala gestión del negocio. Se dice que otras empresas podrían entrar en default en el corto plazo. Mi conclusión: que no cunda el pánico. Podría ser la adaptación del mercado tanto al nuevo entorno político y económico interno como a un mundo con un exceso de oferta de cereales.
(*) Javier Preciado Patiño es ingeniero agrónomo UBA. Asesor privado