Por Walter Brown, jefe de redacción de El Cronista
El tiempo del vitel toné, el pan dulce y los espumantes varios quedó atrás pero la fiesta, al menos para el mercado, continuó el resto de la semana con suba de acciones y bonos, que acompañaron un hundimiento del riesgo país hasta orillar los 600 puntos, celebrado por el presidente Javier Milei; junto a una apreciación del peso que le pone a industriales y varios economistas los pelos de punta, aunque tengan pocos, como es el caso de Domingo Cavallo.
¿Y si se devalúa un 20% como sugiere el Mingo? ¡Minga!, respondieron en Economía, como Milei a la vicepresidenta Victoria Villarruel cuando le pidió un aumento porque, aseguró, cobraba “dos chirolas” en el Senado. “Vive desconectada de la realidad de los argentinos”, le espetó ayer, en una entrevista radial cargada de contenido político, en la que justificó el pedido de quitarle la seguridad a Fabiola Yáñez en España -a la que finalmente, la ex esposa de Alberto Fernández renunció-, celebró la visita del venezolano González Urrutia, habló de su afecto hacia Mauricio Macri y dejó en claro que prefiere que su hermana no sea candidata.
Pero volviendo al tema económico, pensar en una devaluación que vaya más allá del 2% mensual del crawling peg actual, está fuera de discusión para la Rosada y el Palacio de Hacienda. Cualquier movimiento del dólar que pueda arrastrar precios y dejar atrás la etapa de desinflación, tras cerrar el año por debajo del 3% mensual, suena a herejía para el dogma mileísta.
Inclusive si viene de un economista admirado por el propio Presidente, como es el caso del ex ministro Cavallo, quien agitó desde su blog el fantasma de la depresión económica que sobrevino a su propio programa, por lo que considera una apreciación del tipo de cambio “parecida a la que existió en los tres años finales de la convertibilidad”.
Por el contrario, el anuncio del Repo por u$s 1000 millones con bancos internacionales y emisión de bopreales por el doble del monto como garantía, que en este envío explica Leandro Dario, surgió el viernes como un refuerzo para las reservas del BCRA y un respaldo internacional al plan económico.
Un programa al que por delante le espera el desafío de afrontar fuertes vencimientos de deuda este año. Pero en el que, tras atravesar el 2024, resaltan la caída de la inflación, el superávit fiscal y la recuperación de la economía en V, como se encargó Milei de remarcar y dedicarle en las redes a “cada uno de los chantas (periodistas como economistas) que decían que con suerte habría una L (estabilización-estancamiento), una pipita de Nike muy suave o los keynesianos augurando la nueva Gran Depresión”.
Parte del regreso a la normalidad que ven las empresas, como nos cuenta hoy Ricardo Quesada, al reflejar una recuperación del salario ejecutivo y el regreso, con la inflación controlada, de otra clase de incentivos para atraer talento este año.
¿Entrará entre ellos la reducción de la jornada laboral como comienza a explorar España, en una experiencia donde productividad y horas de trabajo forman parte de un debate narrado en el cierre de este envío por Sebastián De Toma y Azize Obeid? Veremos. El 2025 recién arranca…
Publicado en EL CRONISTA