Los suelos agrícolas degradados pueden ser restaurados
La “Brachiaria brizantha” es una gramínea perenne de más de 1,2 metros de altura, que crece de primavera a otoño, adaptándose a una amplia variedad de suelos.
Un equipo de investigadores del INTA y del Conicet determinó que la revegetación con Brachiaria brizantha mejoró significativamente las propiedades del suelo y aumentó la diversidad microbiana.
Además, demostraron que se incrementó un 62 % el contenido de carbono orgánico, en comparación con los suelos bajo monocultivo.
La expansión de la agricultura provocó cambios en el uso del suelo. La conversión de ecosistemas nativos a agroecosistemas resultó en la pérdida de nutrientes y en la homogeneización biótica, lo que modificó la sostenibilidad de los agroecosistemas.
Esto afectó la fertilidad, la biodiversidad y la capacidad de retención de agua, que generaron ciertos perjuicios que son determinantes para la producción agrícola y el ambiente.
Por esto, investigadores del INTA y del Conicet estudiaron el impacto de la revegetación con Brachiaria brizantha en suelos agrícolas degradados del noroeste argentino.
El noroeste del país se caracteriza por su producción de porotos. De hecho, la Argentina es el quinto exportador de ese cultivo a escala mundial.
Sin embargo, en los últimos años, la disminución en la salud del suelo derivó en la necesidad de implementar prácticas agrícolas más sostenibles que mitiguen y restauren la calidad del suelo.
RESULTADOS CONTUNDENTES
Carolina Pérez Brandán, investigadora del INTA Salta-Conicet, se enfocó en el estudio de la incorporación de un cultivo de servicio en períodos de barbecho para mejorar las propiedades del suelo. “Los resultados obtenidos en este estudio fueron contundentes: la revegetación con Brachiaria brizantha no solo mejoró significativamente las propiedades del suelo, sino que también aumentó la diversidad microbiana”, expresó.
En comparación con los suelos de monocultivo, “observamos un incremento del 62 % en el contenido de carbono orgánico en los suelos con Brachiaria. Además, la estabilidad de los agregados y la actividad microbiana también mostraron mejoras notables”, indicó Pérez Brandán.
ESTUDIOS EN SALTA
En el Laboratorio de Suelos del INTA Salta, el equipo analizó tres tipos de suelos: degradados por monocultivo, degradados en los que se implementó Brachiaria brizantha y suelos prístinos, como referencia. De esas tres variedades, se evaluaron diversas propiedades químicas, físicas y microbiológicas del suelo, además de realizar un análisis detallado de las comunidades bacterianas presentes.
La restauración de suelos agrícolas degradados implica una combinación de prácticas agronómicas que incluyen: rotación de cultivos, cultivos de cobertura y agricultura de conservación, entre otras. Según la especialista, “la revegetación se ha convertido en una herramienta prometedora para restaurar suelos degradados”.
La brachiaria tiene un sistema radicular denso y profundo que, al descomponerse, enriquece el suelo con materia orgánica. Como resultado, “se ha registrado un aumento en la fertilidad del suelo, lo que no solo favorece la producción agrícola, sino que también contribuye al secuestro de carbono de la atmósfera, ahorrando así el uso de insumos químicos”, afirmó Carla Abán, investigadora del INTA Salta-Conicet.