En el Centro Regional Chaco-Formosa del INTA, el 30% de los vehículos está fuera de servicio y el 88,8% del total del parque automotor, tiene más de 10 años de antigüedad, según el resultado de una auditoría que fue entregada a las autoridades nacionales.
El centro regional Chaco-Formosa, tiene un área de influencia que comprende ambas provincias y cuenta con cinco Estaciones Experimentales Agropecuarias localizadas en Las Breñas, Sáenz Peña, Colonia Benítez, Ingeniero Juárez y El Colorado, además del Área Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar – IPAF NEA
En ese contexto, la directora del centro, Diana Piedra, reveló a Agroperfiles -saliendo al cruce de informaciones que circulan en medios nacionales, como el que señala que el INTA tiene 3.000 vehículos para 6.000 empleados– “cuando leí eso, me tomé el trabajo de revisar los datos de nuestro centro regional. Acá en Chaco-Formosa, según la base de datos patrimonial, que está totalmente auditada, el 88,8% de los vehículos tiene 10 años o más. Y del total, el 30% directamente está fuera de servicio, aunque figure aún en el inventario”, detalló.
“El INTA tiene procesos y auditorias internas”
Piedra remarcó que el INTA cuenta con estrictos controles y procesos internos, lo que garantiza la transparencia institucional. “Por eso no escuchás casos de corrupción en el INTA. Todo está monitoreado, auditado, y eso también habla del compromiso con el uso responsable de los recursos”, concluyó.
La ingeniera Piedra explicó que el INTA cuenta con mecanismos de control y auditoría que aseguran el buen funcionamiento de la institución. “Quien llegue a la conducción, no importa de qué administración sea, tiene mecanismos para acceder a toda la información.

Dijo que cada unidad del INTA es auditada al menos una vez cada tres o cuatro años, con cronogramas establecidos de antemano. De ahí salen informes con observaciones y puntos a mejorar, y cada equipo tiene un plazo para resolver esas cuestiones. Yo, por ejemplo, desde acá sé lo que falta corregir en el instituto de agricultura familiar en Laguna Blanca sin estar presente físicamente. Eso es gracias a la hoja de ruta que nos da la auditoría”, detalló.
“Los ingresantes no son punteros políticos”
En ese sentido, Diana Piedra remarcó: “Estamos totalmente atravesados por procesos. A veces decimos que nos cuentan las costillas. Y con respecto a los concursos, también se han dicho muchas cosas erróneas. No entra cualquiera al INTA. Para cargos de gestión, cada postulante debe presentar una propuesta de gestión, que es evaluada por un tribunal compuesto por representantes de los consejos regionales. Estos consejos están formados por representantes de entidades de productores, universidades y gobiernos provinciales. Ellos tienen voz y voto para elegir. Además, se considera un informe psicotécnico del postulante. Después, durante el año, se nos evalúa con puntaje, y ese puntaje incluso antes impactaba en el sueldo”.
Piedra subrayó que, si bien hay aspectos por mejorar, el sistema es riguroso y transparente. “Obviamente que hay mucho por hacer, y tiene que ver con la capacidad de gestión de quienes estamos al frente, pero no es cierto que se maneje todo a dedo”.
La estructura del Consejo Directivo
Sobre el final de la charla con Agroperfiles, la funcionaria abordó un tema clave que enciende las alarmas dentro del organismo: el intento de modificar la estructura del Consejo Directivo del INTA, que es el órgano máximo de conducción política. “Actualmente, ese consejo está compuesto por tres representantes del Poder Ejecutivo Nacional y cinco representantes de entidades del sector agropecuario: Sociedad Rural Argentina, Federación Agraria, Coninagro, Confederaciones Rurales Argentinas y Acrea. También tienen lugar las facultades de Veterinaria y de Agronomía del país”.

La propuesta que circula busca reducir esas nueve sillas a ocho, con cuatro representantes del Ejecutivo de turno y cuatro de la Mesa de Enlace. “Se eliminarían las sillas de Acrea y de las universidades, y en caso de empate, el voto decisivo sería del presidente del consejo, que siempre responde al Ejecutivo. Esto rompe la autonomía que el INTA mantuvo desde su creación, donde el rumbo se definía entre todas las fuerzas vivas y técnicas del país”, alertó.
A la par, expresó su preocupación por los efectos que estos cambios podrían tener sobre el federalismo: “Se habla de cerrar centros regionales, eliminar consejos regionales, y centralizar decisiones en Buenos Aires. La semana pasada estuvimos en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados de la Nación, y puse este tema sobre la mesa. No es sencillo gestionar una experimental como la de Ingeniero Juárez, en el oeste de Formosa, desde un escritorio en Capital Federal. Estas decisiones impactan en lo cotidiano y es fundamental que se entiendan”.
