Electrificación rural: instrumento para el desarrollo productivo

Por Luis Trinajstic (*)

Si hay alguna acción que va de la mano con el desarrollo productivo, es la electrificación rural. Sin energía no hay posibilidades de planificar, mucho menos de invertir.

Cuando se piensa sobre el término electrificación rural, de manera inmediata se lo vincula al sistema de distribución por redes cableadas utilizando líneas aéreas, y en el imaginario de la clase dirigente política se lo relaciona solamente con “llevar luz a quienes no la tienen mediante el plantado de  postes y tirando líneas”, sin dar la necesaria relevancia al día después de inaugurar la obra y mucho menos aun realizar un análisis acerca de la potencialidad productiva  y la utilización de fuentes alternativas de generación eléctrica de manera sustentable.

LOS PRIMEROS PASOS EN 1970

Y esta visión se expresa en la manera que se fueron desarrollando las redes de electrificación rural en la provincia del Chaco, ya que en sus comienzos, sobre principios de la década de 1970, es notable como la visión productiva significaba un componente importante en el diseño de la infraestructura de redes porque la extensión de red trifásica era proporcionalmente similar a la extensión de red monofásica, evidenciando que se pensaba en dotar de un recurso para el uso en talleres rurales y pequeñas plantas de procesamiento agroindustrial.

HAY UNA DISTORCION

Esa mirada sufrió una distorsión, que se fue incrementando con el paso de las décadas, y medio siglo después, el objetivo de las obras de electrificación rural es proveer ese recurso para un uso domiciliario, existiendo poco desarrollo de nuevas extensiones de líneas trifásicas eléctricas rurales y un gran desarrollo de líneas cableadas tipo monofásica. Es evidente que la visión cambió, y los proyectos se orientaron a promover el uso residencial del recurso energético.

UN SERVICIO INTEGRAL

Los habitantes de las zonas rurales valoran la electricidad por los efectos positivos en el bienestar, la salud, la educación y la seguridad de las personas, así como en la mayor participación de la mujer en el mercado del trabajo y la reducción de su exclusión social.

Si bien el aprovechamiento del suministro eléctrico tiene efectos en la actividad económica como elemento clave para generar transformaciones a través de la rentabilización de la infraestructura eléctrica para usos productivos, no se aprecian avances en el desarrollo productivo rural en sectores como la agroindustria y el turismo.

POTENCIAR CAMBIOS EN LA MATRIZ PRODUCTIVA

Y la consideración de este punto de vista es clave porque la electrificación rural genera sinergias positivas alrededor de la creación de actividades industriales de base agrícola en zonas rurales, lo cual contribuye a reducir la pobreza en base a disponer de mayor potencia y energía eléctrica mediante la cual es posible mejorar y diversificar la producción favoreciendo la creación de empleo rural incluso en actividades no tradicionales.

De hecho, la capacidad transformadora de la electricidad en el medio agropecuario la convierte en un elemento potente para lograr cambios en la matriz productiva.

ES NECESARIO MEJORAR EL SERVICIO

En este sentido, cobra valor mejorar la calidad de la prestación del servicio eléctrico por redes, porque alienta las ideas de pasar de una realidad rural principalmente agrícola, a otra que integre el aprovechamiento de otros recursos endógenos del territorio, constituyendo así un pilar fundamental para el desarrollo de proyectos futuros en el ámbito del mejoramiento de la producción agropecuaria, la explotación turística sostenible y la actividad recreativa paisajística.

UNA INADECUADA INFRAESTRUCTURA

Pero también, ante la falta de una adecuada infraestructura de líneas de mayor potencia eléctrica (como ser la disponibilidad de suministro trifásico en los emprendimientos) es que cobra importancia la generación de energía limpia de suficiente potencia y energía como herramienta para promover (personalmente estoy convencido) un proceso de desarrollo integral en la gran zona productiva de nuestra provincia.

Y este es precisamente un elemento que no puede estar ausente en la consideración y diseño de políticas para el desarrollo productivo, la creación de empleo incluyendo perspectivas de género y la promoción de emprendimientos agroindustriales en el territorio.

 (*) El autor es ingeniero, especialista en temas de energía y actualmente es responsable del servicio de electrificación rural de la Cooperativa CELUL.

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