La ingeniera agrónoma Nydia Tcach, especialista del INTA, explica cómo las altas temperaturas y la sequía afectan al algodón, y qué estrategias se están desarrollando para enfrentar este desafío climático en el Chaco y la región.
Tcach, es una referente en investigación algodonera del INTA, dialogó con Agroperfiles Radio sobre el complejo escenario que atraviesa el cultivo del algodón ante el aumento sostenido de las temperaturas extremas y la escasez de lluvias. Frente a esta situación, destacó la importancia del trabajo conjunto entre el sector público, privado y académico para lograr variedades más adaptadas.

“El algodón es un cultivo rústico, quizás el que mejor se adapta a los ambientes cálidos, pero las temperaturas que estamos viviendo en los últimos años –que llegan fácilmente a los 55°C– están generando pérdidas de hasta un 40% en el rendimiento”, explicó Tcach.
UNA INVESTIGACION DEL INTA-UNCAUS
Desde el INTA, junto a la Universidad Nacional del Chaco Austral (UNCAUS), se están realizando ensayos con materiales genéticos provenientes de diversas partes del mundo. El objetivo es identificar aquellos que mejor toleran el calor extremo y la falta de agua. Para ello, cuentan con un banco de germoplasma que reúne más de 800 materiales.
“Hay genotipos que transpiran menos, que tienen hojas más pequeñas, o que gestionan mejor el consumo de agua. Eso les permite adaptarse mejor a las condiciones extremas”, detalló. “Estamos viendo que algunos materiales pueden mantener el rendimiento en condiciones de mucho estrés climático.”
Entre las herramientas utilizadas, mencionó un equipo especializado para medir fotosíntesis, único en el Chaco, que permite conocer cuánto dióxido de carbono absorbe una planta (lo que se transformará en azúcares) y cuánta agua pierde. “Esto nos permite evaluar de manera precisa el comportamiento de cada variedad”, explicó.
CALOR Y SEQUIA AFECTAN LA CALIDAD DE LA FIBRA
Pero la problemática va más allá del rendimiento: el calor y la sequía también afectan la calidad de la fibra, lo que repercute directamente en la comercialización. “Si el daño ocurre en el período reproductivo del cultivo, que se da a los 70 días de la siembra, no solo se pierde volumen, sino que se reduce la calidad. Y eso repercute en el mercado”, advirtió.
Frente a un escenario climático cada vez más desafiante, Tcach señaló que “el algodón podría convertirse en uno de los pocos cultivos viables en ciertas zonas del país”, debido a su capacidad de adaptación. Sin embargo, enfatizó que se deben tomar decisiones estratégicas, como ajustar fechas de siembra, incorporar tecnología y escuchar la experiencia de los productores.
LA OPINION DEL PRODUCTOR
“La opinión del productor es fundamental. Ellos tienen el conocimiento empírico, y nosotros aportamos la mirada técnica. Esa combinación es poderosa”, afirmó.
Además, mencionó que uno de los factores que limitan los rendimientos es la falta de fertilización adecuada. “Hacemos ensayos con diferentes momentos de aplicación y observamos que antes de la floración es cuando el cultivo mejor responde”, explicó. “Tenemos que mirar también el suelo, no solo la parte aérea. Si no reponemos nutrientes, el suelo no puede seguir rindiendo.”
Por último, remarcó la necesidad de continuar articulando esfuerzos entre instituciones públicas, empresas privadas y universidades. “Este tipo de sinergia es clave para avanzar en soluciones reales para el productor. Y más aún cuando el clima nos impone desafíos tan grandes”, concluyó.
LAS CARACTERISTICAS DEL EQUIPO
En el marco del convenio de cooperación entre Universidad Nacional del Chaco Austral – Uncaus e INTA EEA Sáenz Peña, directivos de la Universidad procedieron a la entrega de dos instrumentos, un porómetro y una autobomba, que servirán para continuar con el proyecto de investigación: “Determinación de mayor sensibilidad al estrés térmico por altas temperaturas en las etapas fenologicas de cultivares de algodón”.
Estos nuevos equipos completan la entrega iniciada el mes pasado con el medidor de fotosíntesis y forman un set de insumos fundamentales para la investigación científica del algodón.
El porómetro mide la Conductancia Estomática (g) de las hojas usando la técnica del Estado Estacionario. Esta técnica mide la presión de vapor y el flujo de vapor sobre la superficie de la hoja.
Dicho equipo, donado mediante un instrumento de comodato, forma parte del convenio enmarcado en el Proyecto de Investigación que llevan adelante ambas instituciones titulado: “Determinación de mayor sensibilidad al estrés térmico por altas temperaturas en las etapas fenologicas de cultivares de algodón” que tendrá una duración de veinticuatro meses, permitirá la adquisición y uso de equipos de alta complejidad (medidor de fotosíntesis y porómetro) y, junto al capital humano interinstitucional, servirán para obtener información científica relevante para conocer y analizar los efectos de las altas temperaturas en los distintos periodos de crecimiento de la planta de algodón.
El medidor de fotosíntesis es un analizador portátil de CO2/H2O para estudios de fotosíntesis, respiración del suelo, asimilación de canopeos y monitoreo ambiental y ya está en vías de instalación en los laboratorios de la Estación Experimental Agropecuaria Sáenz Peña para comenzar a analizar muestras.