El Suelo y su rol en la producción rural, el cambio climático y los servicios ambientales.

Por el Licenciado Roberto Olivares(*), especial para Agroperfiles

Roberto Olivares, ex director de Suelos del Chaco.

La conservación de este recurso natural, que se conmemora el 7 de julio, adquiere relevancia por la manifestación de los procesos de degradación de suelos (pérdida de fertilidad, salinización y erosión entre otros), que conspiran contra los rendimientos de la producción primaria, la rentabilidad de la actividad y la estabilidad ambiental.

El 7 de julio fue instituido como Día Nacional de la Conservación del Suelo por Decreto Nacional N° 1.574/63 y por Decreto Provincial N° 1.208/90, el Gobierno de la Provincia del Chaco declaró de Interés Provincial el Día Nacional de la Conservación del Suelo.

En un momento en que todos pensaban que la riqueza estaba constituida por los metales preciosos, el General Manuel Belgrano seguía una escuela económica de España, la de los fisiócratas, que sostenía que la agricultura era la base de la riqueza de las naciones.

PARA FOMENTAR LA AGRICULTURA

Para fomentar la agricultura, en el año 1796 Belgrano recomendaba crear una escuela de agronomía y fundamentalmente se enseñe las características y propiedades de la tierra, lo que hoy conocemos como mapa de suelos y la producción conveniente a cada caso.

En 1.930 y a partir de la sequía que motivó que volaran los campos por efectos de la erosión del área agrícola de EEUU, se realizaron cambios en el manejo de las tierras, de allí surgieron gran parte de las prácticas que conocemos hoy como de manejo y conservación de suelos y que integran los esquemas productivos denominados como “buenas prácticas agrícolas”.

En realidad Manuel Belgrano lo planteaba diciendo que “lo que deberá observarse es no sembrar una misma semilla seguida, sino variar y dejar que pasen tres o cuatro años sin sembrar en aquel mismo lugar semillas de una misma especie”.

A esta altura ya nadie duda de la importancia de la siembra directa, las rotaciones, la cobertura de suelos, la diversificación productiva de cultivos porque influyen directamente en las propiedades del suelo, especialmente en la conservación de la materia orgánica y la humedad, así como el mantenimiento de la fertilidad.

RECONOCER EL SUELO

Las partes fundamentales de cualquier estrategia para enfrentar estos temas incluyen reconocer el suelo como el componente fundamental y vivo del ambiente, ya que suele recibir menos atención en comparación con los componentes encima de la superficie, que son más fácilmente percibidos.

Es posible conocer el crecimiento y el desarrollo de la parte aérea de las plantas observándolas y midiéndolas, sin embargo, suele conocerse menos sobre lo que ocurre debajo de la superficie.

La fertilidad es la capacidad inherente de un suelo para proporcionar nutrientes en cantidades y proporciones adecuadas, mientras que la productividad del suelo es un término más amplio, que se refiere a la capacidad del mismo para el desarrollo vegetal.

PRINCIPALES FACTORES DE PRODUCTIVIDAD

Los principales factores de la productividad del suelo son la materia orgánica, incluyendo la biomasa microbiana, la textura, la estructura, la profundidad efectiva para desarrollo radicular, el contenido de nutrientes, la capacidad de infiltración y almacenamiento de agua, por lo que una breve descripción podría indicar que la productividad del suelo depende de características físicas, hídricas, químicas y biológicas y de sus interacciones.

Con las oscilaciones climáticas es común y lógico que ocurra estrés hídrico en los cultivos y pastos, en estas condiciones ocurre una interacción entre el agua del suelo y los nutrientes, lo que significa que el agua del suelo puede influenciar la disponibilidad de nutrientes y la resistencia de las plantas a la sequía.

LA PRODUCCION EN SECANO

La mayor parte de los productos primarios en el país están originados por la producción de secano (cultivos agrícolas, pasturas y bosques naturales e implantados), siendo ésta dependiente de las lluvias, por lo que los rendimientos están relacionados no sólo por la cantidad total de agua precipitada en el período adecuado, sino también por la frecuencia, la duración y la severidad del estrés hídrico sobre las plantas en distintas etapas de su crecimiento.

El clima se caracteriza por la variabilidad climática, siendo esta variabilidad más marcada en nuestra región y que el calentamiento global provocado por el incremento de emisiones de gases de efecto invernadero, potencian estas características provocando situaciones de emergencias o desastres agropecuarios, ya sea por déficit o excesos hídricos.

EL SUELO, SOPORTE DE 54 MILLONES DE HECTAREAS DE BOSQUES

El suelo en la Argentina es soporte de 54.000.000 de hectáreas de bosques nativos, 1.300.000 hectáreas de bosque implantado, 37.500.000 hectáreas de cultivos agrícolas y el 70 % del territorio nacional, o sea 19.000.000.000 de hectáreas, se encuentran cubiertas por pastizales bajo uso ganadero bovino, caprino y ovino mayoritariamente.

Los suelos bajo manejo adecuado desempeñan un papel importante en la mitigación del cambio climático al almacenar el carbono (captación de carbono) y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, situación que se produce por la conservación y/o formación de materia orgánica, que es el carbono del suelo.

Además, las capacidades del suelo con manejo conservacionista, poseen porosidad adecuada, permitiendo la entrada de agua, el movimiento de esa agua libremente en el perfil del suelo y el almacenamiento para disponibilidad de las raíces de las plantas en todo su ciclo.

LOS SERVICIOS AMBIENTALES

Lo expuesto se resume en los servicios ambientales que prestan los suelos, siendo el más conocido por ser soporte y suministro de nutrientes a las plantas, también constituye el medio donde se realiza una parte importante de los ciclos biogeoquímicos necesarios para el reciclaje de los compuestos orgánicos y también la captación del agua que permite la recarga de los acuíferos, lo que influye en la calidad de la misma, filtrando, amortiguando y neutralizando ciertos contaminantes, impidiéndoles llegar a las reservas de agua, así como contribuir indirectamente a moderar la temperatura y humedad ambiental, lo cual mejora la calidad del aire.

(*) Roberto Olivares es docente en la Licenciatura en Administración Rural Facultad Regional Resistencia – UTN

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