Cané califica a la imposición de la UE como “la agenda del anarcoambientalismo”
“Los argumentos de la Unión Europea terminan siendo un verso de algunas tribus urbanas con el tema del anarcoambientalismo. Paremos la pelota, por favor”, dijo de manera enfática en diálogo con Agroperfiles el productor y ex presidente del SENASA, Bernardo Cané.
Sostuvo que el debate “debe centrarse en encontrar un equilibrio entre producción y conservación, sin caer en extremos que perjudiquen a los productores locales”.
El conflicto entre las políticas medioambientales internacionales y la producción agrícola y ganadera local adquirió una relevancia considerable en los últimos años. En tal sentido, Cané expuso la tensión entre las normativas impuestas por organismos internacionales y las realidades productivas de países como Argentina.
Explicó cómo las decisiones tomadas en Europa están afectando a la ganadería local y cómo las autoridades argentinas deben responder para proteger al sector.
En este sentido, el doctor Cané, experto en temas agropecuarios, relató importantes reflexiones sobre las tensiones entre la producción ganadera y las políticas medioambientales impuestas por organismos internacionales.
En particular, Cané destacó las contradicciones y desafíos que enfrenta Argentina debido a las nuevas normativas del Parlamento Europeo, las cuales prohíben la importación de productos provenientes de zonas deforestadas después de 2020.
Este tipo de medidas generó preocupación en el sector agropecuario y abrió el debate sobre el equilibrio entre la preservación del medioambiente y el desarrollo económico de los países productores.
LA HIPOCRESÍA EUROPEA
Una de las críticas más contundentes de Cané fue dirigida a lo que describe como un “acto de hipocresía mayúsculo” por parte de la Unión Europea. Según Cané, “los países europeos destruyeron sus propios bosques desde hace siglos, mientras que ahora pretenden imponer regulaciones estrictas a países que siguen desarrollando su agricultura y ganadería”.
“Ellos deforestaron y destruyeron toda la superficie horizontal que tiene Europa” afirmó, aludiendo a cómo desde el siglo XVI se registran quejas sobre la deforestación en países como Inglaterra, Francia y España. Además, comentó que las actuales políticas medioambientales europeas, como la Agenda 2030, reflejan una “conciencia medioambiental de manera retardada”.
Consideró además que este señalamiento “resalta un posible doble estándar en la aplicación de políticas medioambientales, donde los países desarrollados imponen reglas más estrictas a aquellos en vías de desarrollo, ignorando su propia historia de degradación ambiental”.
ARGENTINA FRENTE A LA NORMATIVA INTERNACIONAL
Frente a la implementación de estas normativas europeas, Cané fue enfático en que Argentina no debería aceptar imposiciones que carezcan de fundamentos científicos y técnicos. “El país cuenta con su propia legislación ambiental, como la Ley de Bosques Nativos (Ley Bonasso), que establece un marco de ordenamiento territorial y de uso del suelo según la ubicación geográfica de cada provincia” dijo.
Y agregó que “Argentina tiene legislación, la puede cumplir más o menos, debería cumplirla muy bien”. Así también recordó que “los productores agrícolas y ganaderos del país tienen que presentar proyectos que son evaluados por las autoridades antes de realizar cambios de uso del suelo, lo cual demuestra que, desde el punto de vista legal, el país está preparado para enfrentar los desafíos ambientales sin la necesidad de nuevas imposiciones externas”.
Además, Cané destacó que Argentina supo defender sus intereses en el pasado en el ámbito internacional. Como ejemplo, mencionó el caso de la disputa con Estados Unidos por el ingreso de carne fresca al país norteamericano, resuelto favorablemente después de 18 años de negociaciones en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
“Las cosas que son ilegales entre países se discuten en lugares ya acordados” subrayó, sugiriendo que “Argentina debería recurrir a foros internacionales para debatir estas imposiciones europeas en lugar de aceptarlas sin cuestionamientos”.
Por otra parte, consideró que, a nivel local, el debate sobre estas normativas también ha tomado fuerza con instituciones como Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y CREA, manifestando su desacuerdo con las restricciones europeas.
Sin embargo, apuntó a que “no todos en el sector productivo han reaccionado con la misma velocidad o contundencia. Hace un par de meses atrás, se produjo en Charata una reunión regional de CREA con socios regionales de extensión agropecuaria, y fuimos muy pocos los que pudimos hablar defendiendo esta posición” lamentó, señalando que muchos estaban “llevados con la ola verde”, haciendo referencia a la presión por adoptar políticas ambientalistas sin un análisis crítico.
AGENDA VERDE O “ANARCOAMBIENTALISMO”
Con el concepto de “Anarcoambientalismo”, Cané se refirió a ciertos movimientos ambientales que, en su opinión, toman posturas extremas y no siempre basadas en la realidad del campo. “Estas son movidas verdes o híper verdes” afirmó, refiriéndose a las iniciativas que buscan limitar la producción agropecuaria en nombre de la conservación del medioambiente sin tener en cuenta las necesidades de los productores.
Uno de los puntos más criticados es el enfoque sobre el impacto del ganado en el medioambiente, en particular el metano producido por las vacas, lo cual ha sido señalado como una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, según Cané, “en vez de poner en la agenda la contaminación de las plantas de carbón o de las fábricas de cemento, se concentran en el eructo o el pedo de una vaca”.
Para él, las soluciones “deben pasar por un enfoque más equilibrado y basado en la realidad”. En su experiencia, “el desarrollo de la ganadería en zonas como el Chaco o Formosa no solo generó crecimiento económico, sino también propició un aumento en la fauna local, lo cual contradice la idea de que el desarrollo rural es perjudicial para el medioambiente”.
“Donde hay pastos, donde se nutren la gran mayoría de los animales, hay agua, etcétera” explicó, subrayando que los montes vírgenes no siempre son los mejores reguladores del carbono ni ofrecen los mayores beneficios ecológicos.
“MOVIMIENTO VERDE”
Sobre ello, advirtió sobre el riesgo de dejar que estas normativas sean dictadas por personas sin experiencia en la realidad rural. “¿Qué van a indicarnos estudiosos del Movimiento Verde de la Ciudad de Buenos Aires cómo trabajar en Sáenz Peña o en Las Lomitas?”, se preguntó, refiriéndose a la desconexión entre los legisladores urbanos y los productores rurales.
Por último, el doctor Cané hizo un llamado a que Argentina y otros países afectados por estas normativas se defiendan con firmeza en los foros internacionales y no acepten decisiones impuestas sin base científica o técnica. Y destacó la necesidad de que el sector productivo local se organice y presente una postura unida para garantizar su sostenibilidad a largo plazo. “Es un verso de algunas tribus urbanas con el tema del anarcoambientalismo. Paremos la pelota, por favor”, afirmó, señalando que el debate “debe centrarse en encontrar un equilibrio entre producción y conservación, sin caer en extremos que perjudiquen a los productores locales” finalizó Cané.
Coincido plenamente con Bernardo