“El sector agropecuario no logra expresar una postura unificada ni fundada, lo cual debilita su incidencia en decisiones clave como la legislación de los biocombustibles”, dijo a Agroperfiles el ingeniero agrónomo Luis Villa, asesor privado y consultor de temas de la agroindustria.

Durante el Congreso de MAIZAR, la presencia del presidente de YPF en un diálogo con el presidente Javier Milei generó expectativas y controversias en torno a la posible implementación de una nueva ley de biocombustibles. El ingeniero agrónomo Luis Villa, consultor privado, analizó el trasfondo técnico y político de esta discusión. “Tiene más peso YPF y las petroleras que el agro en la discusión de estos temas”, dijo.
Villa apuntó también a las divisiones internas dentro del agro. El bioetanol derivado del maíz y el que proviene de la caña de azúcar generan posiciones enfrentadas entre sus productores. “Lo que falta, yo entiendo, es una mirada más integral”, explicó.
El maíz, sinónimo de desarrollo regional
Para el analista, la producción de maíz debe ser vista como una oportunidad de desarrollo regional, pero no necesariamente como un camino para generar divisas a gran escala. El problema central, según el ingeniero, es que se está repitiendo un modelo que ya fracasó en el pasado, donde las decisiones se tomaban con una mirada fragmentaria y de corto plazo.
Recordando la gestión de Mauricio Macri, Villa relató una dinámica perversa entre los sectores. “Los sectores de bioetanol le pedían a Aranguren un aumento del precio, entonces Aranguren se lo daba. Después las petroleras pedían aumentar la nafta y así sucesivamente. Entramos en una calesita que nunca se cortó.” Esta lógica de ajustes encadenados, según el especialista, “es una de las trampas estructurales que arrastra el país y que impide un desarrollo energético estratégico y coherente”.
Alternativa olvidada
Otro de los puntos clave en el análisis de Villa fue la falta de avances concretos en el uso del bioetanol hidratado en motores Flex. “No sé cuándo la Argentina va a empezar a hablar realmente del gran proyecto de bioetanol”, expresó. Y agregó que “a pesar de que en el país se fabrican este tipo de motores, casi la totalidad se exportan a Brasil, mientras que en el mercado interno ni siquiera se plantea su uso”.
Villa explicó también que una de las etapas más costosas en la producción de bioetanol es la deshidratación. “Sin embargo, si se utilizara directamente en motores Flex, se evitaría ese gasto energético” añadió.
Desde el punto de vista ambiental y económico, acentuó que “sería una solución más eficaz. Estamos en una discusión que está igual que hace 10 años, totalmente empantanada, donde no ha habido progreso”, lamentó.
El especialista reconoció que hubo desarrollo en algunos clústeres, como el de Río Cuarto, pero subrayó que eso no justifica el estancamiento estratégico. “Si el número no da para empezar, y venimos 10 años atrasados en la etapa clave, yo creo que hay que hablar de eso, no estar haciendo lobby por una nueva ley”, remarcó. Según él, ni la ley vigente ni la anterior lograron establecer un marco adecuado, y el país sigue sin una política energética de largo plazo.