La variedad de algodón de fibra extralarga, avanza con fuerza en el país. En los últimos días se cosechó el primer lote experimental en San Juan, una zona elegida estratégicamente por sus condiciones sanitarias y climáticas.
Mariano González, referente del proyecto, titular de la empresa Halgon SAS expresó su entusiasmo: “Siempre sentimos orgullo de ser parte de un grupo como Agroperfiles que impulsa cosas diferentes. El algodón convencional venía con precios estancados y a pesar del esfuerzo, no encontrábamos los resultados esperados. Por eso decidimos apostar a una alternativa distinta”.
La búsqueda comenzó en el banco de germoplasma del INTA, donde el equipo seleccionó entre más de 800 líneas genéticas. “Los técnicos nos mostraron una variedad con una calidad superior, algo especial. Desde ahí arrancó todo”, relató González.
Luego, vino el desafío de darle identidad al producto. Se logró la marca Pato Pampa, que confeccionó las primeras prendas de algodón extralargo presentadas este año en Expoagro.
Hacer remeras, unir eslabones
“Lo más lindo fue empezar a unir todos los eslabones de la cadena, desde el cultivo hasta la prenda final”, comentó.
El proyecto comenzó con la elaboración de remeras, lo cual implicó unir todos los eslabones de la cadena. Sin embargo, la clave estaba en ver cómo se comportaba esta variedad en el campo.
A pesar de haber sido testeada, las tres campañas se dieron en medio de sequías, y los suelos del INTA no permitieron ver el potencial total en volumen. “Seleccionamos capullos, miramos características específicas, si realmente elongaba como tenía que elongar y si la variedad cumplía con lo que prometía”, explicó.
La participación de un productor sanjuanino
La experiencia dio un paso clave con Guillermo López, en San Juan, donde se logró sembrar algunos líneos en una zona que, según explicó González, está libre de variedades contaminadas, insectos como el picudo y ciertas enfermedades.

La cosecha se realizó la semana pasada en el lote de Guillermo López, con maquinaria tipo picker y la colaboración de un equipo de Santiago del Estero que trabajó con muy buena predisposición. Los resultados fueron sorprendentes, incluso por encima de las expectativas iniciales.
Aunque la semilla utilizada tenía un poder germinativo bajo, se logró un estándar normalizado. En algunas partes del lote, la cosecha fue manual y en otras con máquina, alcanzando rendimientos superiores a los 1.500 kg de fibra. Los rollos de esta variedad pesaron entre 2.300 y 2.400 kg, frente a los 2.600 o 2.700 kg de otras variedades, ya que en este caso el peso corresponde prácticamente solo a la fibra.
16 rollos listos para fibra
En total se cosecharon 16 rollos, con un promedio de 2.400 kg, lo que dio aproximadamente 6.200 kg de bruto. Si bien algunas zonas del cultivo fueron afectadas por la calidad de la semilla, en condiciones normales se espera alcanzar entre 4.200 y 4.500 kg brutos por hectárea.
De esta producción, se proyecta obtener cerca de 15 toneladas de fibra, que serán utilizadas para avanzar en conversaciones con hilanderas interesadas en apoyar el proyecto.
Llegar a la hilandería
La idea es que se pueda llegar directamente a las hilanderías interesadas en acompañar el proyecto, para evaluar cuál es el rendimiento real en volumen y definir cuánto estarían dispuestas a pagar por esta fibra extralarga. El objetivo es salir del esquema del mercado tradicional.
Aunque hoy la Cámara Algodonera Argentina fija un precio de referencia, la apuesta está en generar un acuerdo distinto, basado en la calidad de una fibra que puede alcanzar entre 32 y 35 milímetros. Una vez definido el valor con las hilanderas, se avanzará en la convocatoria a productores, señaló Gonzalez.
Para esta campaña habrá semillas disponibles para entre 1.200 y 1.500 hectáreas, posiblemente más. La propuesta apunta a un modelo de producción de nicho, con una especialidad dentro del algodón, donde no habrá intermediarios: el productor venderá directamente a la hilandería.
“Nosotros vamos a estar en el medio para que las cosas pasen, pero el productor será el que reciba el beneficio directo. Vamos a sacar varios escalones de la comercialización que hoy se quedan con mucha plata y no reflejan nada”, explicaron desde el equipo impulsor.
Por nuevas instancias en el mercado
Mariano González señaló que uno de los principales desafíos es lograr visibilidad y beneficios concretos en los mercados, algo que, según explicó, todavía falta para el algodón argentino.
“Todo el mundo vende lo que tiene en la mano. Nosotros queremos dar un paso más firme y no seguir haciendo cosas en falso”, expresó.
Actualmente, el mercado presenta una gran elasticidad de pago. González describió un escenario en el que hay muchas muestras circulando, compradores que no concretan operaciones y productores que deben esperar hasta 120 días para obtener la fibra y otros 120 días más para cobrarla.
“Al final, si querés cobrar la deuda, tenés que regalarte a la exportación”, advirtió.
Además, remarcó la falta de información precisa en el sector algodonero: “No hay cifras claras. Nadie te dice con certeza cuál es la provincia que más sembró, cuántas desmotadoras están trabajando específicamente y cuáles están entrando al mercado. Tampoco lo saben muchos intermediarios, comisionistas o corredores de fibra”.
El algodón mejorará y crecerá
En cuanto al algodón, fue claro: “El algodón va a empezar a mejorar por todos estos aportes. Porque los granos están muy apretados y se aproxima una campaña durísima. Si no surge en Chaco, surgirá en Santa Fe. No por nada están montando de cero una desmotadora de una de las empresas más grandes de Sudamérica”.
González también se refirió al rol del productor: “El productor algodonero va a seguir siéndolo. Lo lleva en el ADN, no se va a cambiar por más que le paguen tres veces más en otro cultivo”.
Por último, destacó que FELPA es una realidad y que todo lo que se genere será compartido con los productores. “Vamos a comunicar todo por el grupo. La idea es que Felpa se pueda intercambiar con contratos futuros, que el productor tenga sus beneficios desde antes, que sea responsable, y que de una vez por todas reconozcamos que esto tiene un valor: hay genética, hay biotecnología, hay un circuito. Y no puede ser que solo el productor lo pague”, concluyó.