Adriana Kizur tiene una historia de vida fuerte, donde los desafíos siempre estuvieron en su vida como así también el deseo de vivir en el campo, haciendo lo que le gusta fue un sueño cumplido en Mesón de Fierro, colonia agrícola ganadera de la provincia del Chaco.
Y lo vive intensamente, poniendo foco en la producción de ganado caprino: “El tambo caprino tiene futuro, pero hay que perderle el miedo a ordeñar”, dice.
La productora y médica veterinaria de profesión habló con Agroperfiles sobre el manejo de su majada, los desafíos del sector y la necesidad de impulsar la actividad caprina como una alternativa sustentable para las familias rurales del Chaco.
“Esta época del año estamos con los servicios. En mi caso, organizo los partos para tener leche y poder planificar la producción”, explicó.
MANEJO DEL GANADO Y CONTROL SANITARIO.
Kizur detalló que actualmente está trabajando con un grupo de cabrillas (hembras jóvenes en etapa de recría) listas para entrar en servicio. Además, subrayó la importancia de los controles sanitarios, especialmente ante el cambio de estación. “Estamos cerca del invierno y hay que revisar la condición corporal de los animales y controlar los parásitos. Las cabras que parieron en enero están un poco flacas, así que empezamos con vitaminas y antiparasitarios”, señaló.
ALIMENTACIÓN Y ROTACIÓN DE PIQUETES.
La productora describió el sistema de alimentación y pastoreo que implementa en su campo. “Tenemos 40 hectáreas de alfalfa, divididas en piquetes para hacer rotación. También reservamos dos hectáreas de monte para los meses más duros del invierno”, comentó. A su vez, explicó que un mes antes y un mes después de los partos realiza suplementación con maíz, y que las cabras en ordeño reciben una ración especial con minerales y proteínas.
PRODUCCIÓN DE LECHE CAPRINA Y EXPECTATIVAS.
Sobre la producción lechera, Kizur anticipó que los partos comenzarán en julio y se extenderán durante toda la primavera. “Son cabras criollas mejoradas y cabrillas con algo de genética, así que la producción será media, pero con muchas expectativas. En teoría una cosa, pero en la práctica siempre puede variar”, admitió.
EL DESAFÍO DE CRECER EN UN SISTEMA ARTESANAL.
Uno de los mayores obstáculos que enfrenta la producción caprina, según la veterinaria, es la falta de infraestructura industrial. “Acá no hay una planta que te reciba la leche como en Córdoba o Buenos Aires. Uno tiene que hacer todo: producir, procesar y vender. Eso lo complica, pero también es una ventaja porque el consumidor local valora estos productos”, expresó.
VALOR AGREGADO Y OPORTUNIDADES PARA EL CAMPO CHAQUEÑO.
Kizur sostiene que el tambo caprino puede ser una gran oportunidad para las familias que viven en el campo. “Hay que desmitificar esta actividad. La gente tiene que perderle el miedo a ordeñar cabras, hacer sus quesos, sus dulces. Hay un valor agregado enorme que se está desperdiciando. No le veo techo a esta actividad”, afirmó con entusiasmo.
La médica veterinaria cerró su testimonio con una reflexión contundente: “El Chaco podría producir mucho más de lo que consume. Pero por alguna razón, aún no lo logramos. Necesitamos políticas que acompañen e impulsen esta producción, y que como sociedad empecemos a valorar lo que es nuestro”.
