El empresario destacó el aporte del cinturón verde de la ciudad, aportante de los denominados productos “verdes” que comercializa en sus 7 sucursales. El Arriero tiene además 4 mayoristas y tiene 270 empleados.
A punto de celebrar 43 años de trabajo ininterrumpido, Felipe Kohn, dueño de la cadena de supermercados “El Arriero”, es uno de los referentes del comercio en el interior del Chaco. A pesar de que no le gusta que lo llamen empresario exitoso, su historia al frente de “El Arriero” lo posiciona como un ejemplo claro de cómo la perseverancia, la fe y los valores sólidos pueden llevar a una empresa familiar a convertirse en un símbolo de confianza y trabajo en el Chaco.
En una charla distendida pero profunda con Agroperfiles Radio, “Filo” Kohn repasó el origen de su emprendimiento, su mirada sobre la economía actual, el rol del empresario y el valor del trabajo honesto en tiempos complejos.

UNA HISTORIA QUE COMENZÓ CON UNA CARNICERÍA.
“Empezamos un 1º de mayo de 1982. Alquilamos una parte del frigorífico La Malvina y ahí arrancamos con una pequeña carnicería”, recuerda Filo. En aquellos primeros años, todo era artesanal: “teníamos estanterías de madera, muy poca mercadería, y vendíamos desde atrás del mostrador. Así comenzamos”.
Con el paso del tiempo, “El Arriero” fue creciendo y adaptándose a los cambios del comercio, sin perder nunca el eje en los valores familiares que lo sostienen: “Nos fuimos modernizando, sí, pero nunca dejamos de manejar el negocio con principios. Siempre nos pusimos del lado del cliente”.
PRESENCIA CHAQUEÑA Y COMPROMISO LOCAL.
Hoy “El Arriero” cuenta con cuatro mayoristas y siete supermercados en la ciudad. Más de 270 empleados directos forman parte de esta gran familia comercial. Además, cuentan con servicios tercerizados, como vigilancia, mantenimiento eléctrico y pintura.
Un dato no menor es que Filo apuesta fuertemente a la producción local: “Todo lo que se produce en Sáenz Peña o en las colonias cercanas, nosotros lo compramos. Apoyamos el cordón verde local y buscamos productos frescos. Lo que no se produce acá, lo traemos de abastecedores de la ciudad”.
UNA EMPRESA CON PRINCIPIOS FIRMES.
Filo pone especial énfasis en la importancia de trabajar con honestidad y responsabilidad: “Hay maneras de trabajar que para nosotros no van. Por ejemplo, no compramos paquetes de azúcar que no traen el peso completo. Un paquete de 975 gramos no es un kilo, y eso es defraudar al cliente”.
Su filosofía empresarial es clara: “No queremos lo malo y barato. Queremos calidad, y que el cliente vuelva porque confía en nosotros. Nuestra meta no es sólo vender, sino mantener una relación basada en la fidelidad”.
ECONOMÍA Y PAÍS: UNA MIRADA CON EXPERIENCIA.
Con más de cuatro décadas de trayectoria, Filo opina con firmeza sobre la situación económica del país. “Yo creo que el gobierno está tomando medidas correctas desde lo económico. Es como una familia que venía gastando más de lo que ganaba. Había que ordenar”.
Sobre el impacto de la inflación en el rubro comercial, fue contundente: “La inflación tapa errores. Pero llegamos a un punto donde vender más significaba perder más. Eso no tiene lógica. No es sano para nadie”.
También hizo una fuerte crítica a la evasión impositiva: “El problema no es solo la presión tributaria. Es que algunos pagan y otros no. Eso es injusto. Hay colegas que dan presupuestos en lugar de facturas, y eso no puede seguir ocurriendo. Todos debemos exigir el ticket fiscal”.
ORDEN Y VALORES: LA CLAVE DEL FUTURO.
Para Filo, el reordenamiento no es sólo económico, sino cultural: “Tenemos que ordenarnos todos: gobierno, poder judicial, legislativo, provincias, municipios… y las familias. Porque si una familia está ordenada, puede soportar cualquier tormenta”.
Su visión trasciende ideologías políticas: “La camiseta que tenemos que usar es la celeste y blanca. No importa el partido, importa el país. Y la política no es mala: son los malos políticos los que sobran. Como también hay malos empresarios y malos sindicalistas. Lo importante es hacer las cosas bien”.
Felipe Kohn representa a una generación de empresarios chaqueños que crecieron a base de trabajo, fe y compromiso. Su historia, más allá del éxito comercial, es testimonio de lo que se logra cuando se pone al cliente, la comunidad y los valores en el centro del proyecto.
En tiempos de cambios, su mensaje es claro: “El país necesita orden, sí, pero también necesita valores. Porque sin eso, ningún modelo económico puede sostenerse en el tiempo”.