¿HACIA DONDE VA EL ALGODON? Por José V. Derewicky
El algodón argentino se encuentra en caída libre debido a la reducción de la producción en las dos últimas campañas y a la incertidumbre que se prevé para la de 2016/17 que ya comenzó, donde se implantaría una superficie que apenas alcanzaría para proveer del insumo a la industria nacional. El Chaco cuyo orgullo era ser la primera en materia algodonera quedó superado, por segundo año consecutivo, por Santiago del Estero por producir mayor cantidad del textil.
La preocupación viene acompañada de cierre de industrias textiles, suspensiones debido a la apertura de importaciones y de una serie de factores que hicieron eclosión en la actualidad pero que vienen de arrastre como, por ejemplo, la desaparición prácticamente de las cooperativas agrarias que actualmente se encuentran quebradas, la dependencia de semillas de empresas extranjeras, falta de créditos y el ataque del picudo del algodonero, la súperplaga que ha provocado un incremento de costos por hectáreas casi imposible de sostener para la mayoría de los productores.
Las dos últimas campañas
En la Campaña 2014/15, según la Cámara Algodonera Argentina, se implantaron 500.000 hectáreas con una producción de fibra de algodón 240.000 toneladas, un consumo de 160.000 toneladas, una importación de 4.000 y exportación de 40.000 toneladas.
En la campaña 2015/16 se recolectaron a nivel país cerca de 359.800 hectáreas con un rinde promedio que supera los 2.100 kilos por hectárea y una producción que ronda las 759.800 toneladas de algodón en bruto, según cifras oficiales.
También el boletín algodonero que elabora el Ministerio de Agroindustria de la Nación revela también en la campaña que finalizó este año la crisis que venía sufriendo el Chaco: Santiago del Estero superó al Chaco (181.000 hectáreas) en producción algodonera en la campaña 2015/16, con la recolección de 301.612 toneladas (el 42,59% del total) versus 291.827 toneladas producidas en el territorio provincial chaqueño. Santiago del Estero (116.000 hectáreas) tuvo un rendimiento de 3000 kilos por hectárea, mientras que el Chaco no logró superar los 1700.
Por otra parte, la súperplaga, el Picudo del Algodonero, se hizo presente nuevamente en esta última campaña con una virulencia alarmante, dadas las condiciones climáticas favorables para esta plaga y la poca actividad de las autoridades que deberían liderar la lucha para su extinción. El costo que cuesta combatir el picudo insume alrededor de 70 dólares la hectárea y ha sido una de las causas de que muchos, especialmente los pequeños y medianos productores, dejen de hacer algodón.
Malos augurios
Desde la Bolsa de Comercio del Chaco opinan para la campaña 2016/2017 “Lo que viene parece ser peor. Se habla de una intención de siembra, a futuro, que puede llegar a estar sólo en 100.000 hectáreas en la provincia”, lo que significaría que se estaría ante una de las campañas más reducidas de la historia chaqueña.
A nivel nacional no se llegarían a las 400.000 hectáreas., estiman los voceros privados.
Este panorama está avalado por el titular de la Asociación de Desmotadores Algodoneros Argentinos, Luis Emilio Alal, quien sostiene que “en el Chaco va a caer drásticamente la superficie de siembra y vamos a estar como en la campaña 2001-2002 cuando se dedicaron solo unas 100 mil hectáreas de algodón”.
“Esto es lastimoso y estoy seriamente preocupado por el futuro de la industria textil algodonera a partir del año que viene” sosteniendo que “hoy no somos competitivos con los precios de los productos que se traen del exterior, por un dólar que está totalmente rezagado. Si encima tenemos que pensar que no sé si vamos a cubrir la demanda de fibra de algodón y tenemos que salir a importar, muy pocas hilanderías van a funcionar”, advirtió Alal.
El estado de quebranto de los algodoneros es una realidad. Aquí en el Chaco se espera una reacción por parte de las autoridades nacionales y como principio reclaman la instrumentación del Fondo Algodonero Nacional que todavía no aparece y los tiempos se acortan para iniciar la siembra que, seguramente comenzará en la segunda quincena de octubre cuando el suelo alcance la temperatura óptima.
Una política algodonera
La producción de algodón en Argentina en condiciones normales tiene un enorme futuro, se está en el camino de la tecnología que es la base para alentar la producción a largo plazo. A pesar de las circunstancias los argentinos seguimos siendo uno de los productores más competitivos del mundo. No hay que olvidar que en el país se llegó a sembrar un millón de hectáreas de algodón cuando estuvieron dadas las condiciones y fuimos un ejemplo a nivel mundial.
Por cierto que se ha retrocedido y uno de los mayores desafíos es que el INTA vuelva a sostener, con su investigación, al algodón argentino. En sus primeros 40 años de su creación produjo semillas adaptables a nuestro clima y suelo. Después se registró su vaciamiento y hoy la Argentina tiene que depender de la semilla extranjera, en este caso de la firma Monsanto (hoy vendida a una firma argentina) a través de la empresa Genética Mandiyú ubicada en Avia Terai, Chaco, donde se produce la simiente que se utiliza en la Argentina. Habrá que volver a producir nuestra semilla porque se trata también una cuestión de soberanía.
Los algodoneros en general opinan que hace falta una política algodonera con visión de futuro y con objetivos mínimos como poniendo en caja al picudo, investigación, asistencia crediticia, controles adecuados contra la contaminación vegetal, y otras cuestiones que hay que ajustar, se podría producir fácilmente 300. 000 toneladas de fibra, con la posibilidad de exportar por lo menos 150. 000, toneladas., con lo que se obtendrían más de 150 millones de dólares.
(Publicado en Diario NORTE)