SEGÚN UN EXPERTO, EL CAMBIO CLIMÁTICO NO CAUSA LA SEQUÍA DEL PARANÁ
Juan José Neiff, investigador del Conicet, explica que no hay mucho para hacer, salvo aprender a cuidar el agua y concientizar a la sociedad, que, según afirma, no está preparada para habitar las crisis.
El investigador del CECOAL, Juan José Neiff, afirma que no se puede revertir esta sequía, pero explica que, sí se puede aprender a usar el agua.
El río Paraná, el segundo más grande de América del Sur y el décimo del mundo, atraviesa la bajante más pronunciada y prolongada desde 1944. El caudal está viviendo el descenso más importante de los últimos 77 años y todavía no hay un pronóstico certero de cuándo va a volver a la normalidad.
Si bien muchos periodistas e incluso autoridades del país relacionaron la crisis hídrica con el calentamiento global, el especialista en ecología de áreas inundables, Juan José Neiff, asegura que no hay conexión entre la situación en la que se encuentra el Paraná y el cambio climático.
Según el investigador del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL), perteneciente al Conicet y a la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), la bajante ocurre naturalmente gracias a la variabilidad climática de la región. Toda la cuenca del Paraná se encuentra por debajo de lo nível normal, dice una entrevista hecha por Azucena Uranga y Manuela Mendez para blog de Producción Discursiva, un órgano de difusión universitario de la UNNE.
¿POR QUÉ SE DICE QUE ES UNA “BAJANTE EXTRAORDINARIA” Y QUÉ LA CAUSA?
El río Paraná está en la cuenca del Plata, junto con el río Paraguay y el Uruguay. Toda la cuenca se encuentra debajo del nivel normal desde mediados de 2019. Esto se debe a que hay menor radiación solar, y, por lo tanto, hay menor evaporación de los mares. Como consecuencia, los vientos alisios del pacífico ecuatorial traen menor humedad al continente y, como resultado, se reducen las lluvias. Según estudios de astrónomos sobre la variación de la energía solar, hay ciclos de 11 años en los cuales el sol tiene más o menos energía. Ahora, estamos transitando hacia un mínimo solar, que posiblemente sea hasta el año 2030.
¿QUÉ CONSECUENCIAS PROVOCA LA SEQUÍA?
Uno de los mayores impactos se puede ver en la producción y exportación de granos, porque, el 80% de lo producido sale por el puerto de Rosario. Lo mismo sucede con los minerales de Bolivia, fundamentalmente hierro y magento. Gracias a esta situación, en lo que va del año se llevan perdidos 500 millones de dólares, porque los barcos de ultramar, al haber poco caudal, no pueden cargar completamente sus bodegas, y aparte, lo tienen que hacer en el puerto de Bahía Blanca o en el de Quequén, lo que supone un costo adicional.
¿PUEDEN LAS PERSONAS ADOPTAR ALGÚN HÁBITO PARA REVERTIR ESTO?
No, no se puede hacer nada. Porque, al contrario de lo que dijeron algunos periodistas e incluso autoridades ambientales de nuestro país, no depende ni del calentamiento global, ni de la emisión de gases en la atmósfera, ni de las deforestaciones. En 1944 ocurrió un descenso similar y en esa época no existían estos problemas. El cambio climático existe y es indiscutible, pero ¿tiene que ver con la bajante? Absolutamente no. Por lo tanto, no se puede revertir esta sequía, no es algo que dependa del ser humano ni que el humano cause. Pero, lo que sí se puede hacer es enseñar a usar el agua. Si seguimos sin economizarla, cada vez va a ser más difícil disponer de ella tanto en cantidad como calidad.
¿QUÉ LECCIÓN DEJA ESTA SITUACIÓN?
Situaciones como esta nos demuestran que el hombre no sabe cómo habitar las crisis. La naturaleza logra adaptarse a las situaciones críticas pero el hombre, no. Para manejarlas, hay que lograr varias cosas, empezando por un esquema de gestión ambiental con concientización masiva y educación desde la base. Es muy importante enseñar qué es lo que hay que hacer en caso de, por ejemplo, una inundación, una sequía, un sismo o un terremoto. Tenemos que aprender a manejarnos en las crisis, tanto individual como socialmente.